Los expertos confirman que el fuego consumió los siete cuadros robados en Róterdam
Encuentran restos de los lienzos de Picasso y Monet en las cenizas de la fogata hallada en la casa de la madre de uno de los ladrones
BUCAREST. Actualizado: GuardarEl fuego parece el destino final de las siete valiosas obras de arte robadas en octubre de 2012 del Kunsthal de Róterdam. Las cenizas halladas en la casa de la madre de uno de los presuntos ladrones contienen rastros de pintura, lienzos y clavos, según confirmó ayer el museo, que analizó los restos. Ernest Oberlander-Tarnoveanu, director del Museo Nacional de Historia de Rumanía, explicó que se hallaron restos de pintura y clavos de cobre y acero, algunos con más de un siglo de antigüedad. «Hallamos pigmentos especiales para lienzos que no se utilizan desde mediados del siglo XX», precisó.
Entre los cuadros robados de la galería holandesa había un Picasso, un Matisse y dos Monet, valorados en entre 50 y 100 millones de euros (65 y 130 millones de dólares).
Las cenizas se recogieron de una estufa en la vivienda de Olga Dogaru, la madre de uno de los supuestos autores del robo, quien ha declarado a los investigadores que enterró los lienzos en el jardín de una casa abandonada, luego los trasladó a un cementerio y, posteriormente, los quemó en la chimenea de su casa.
El peritaje realizado ayer confirma que las cenizas contenían sustancias usadas en las épocas en las que se pintaron la obras desaparecidas Con todo, Oberlander-Tarnoveanu no quiso afirmar categóricamente que los restos fueran de las piezas robadas en Rotterdam, a la esperar del dictamen judicial.
Pero si se confirma que las pinturas han sido quemadas, cree que estaríamos «ante un crimen contra la humanidad por haber destruido obras de arte universales».
Olga Dogaru declaró que tras el arresto de su hijo en enero tuvo miedo al darse cuenta de que se trataba de algo grave. La fiscalía mantiene que la mujer decidió quemar los cuadros cuatro días después de que los investigadores realizaran un registro en su casa 13 de febrero, al creer que si «los lienzos nunca se encontraban, no habría pruebas y los acusados no serían condenados».
«Preparé primero el fuego en la estufa de mi cuarto de baño. Después, me desplacé al cementerio y desenterré los cuadros, llevándolos a mi casa. Metí la bolsa en las que estaban las siete pinturas en la estufa. Puse madera, zapatos, botas de goma y esperé a que se quemaran completamente», dijo Olga Dogaru.
La Fiscalía acusa de robo a dos personas, y acusó a otras cuatro de haber colaborado bien en su sustracción o traslado, o ayudando en un intento de venta.