Los Hermanos Musulmanes redoblan su pulso al Ejército
Los simpatizantes de Mursi toman las calles de varias ciudades egipcias para pedir la restitución del presidente pese a los llamamientos a la calma
EL CAIRO. Actualizado: GuardarDos semanas después de la caída de Mohamed Mursi, los egipcios contrarios al derrocamiento militar volvieron a tomar las calles de El Cairo. «Lo hemos logrado, este viernes (por ayer) supone la ruptura del golpe. No les permitiremos seguir con la conspiración, los ciudadanos se tienen que dar cuenta de que si el Ejército se sale con la suya una vez tendrá luz verde para dar los golpes que quiera en el futuro», aseguraba el doctor Mahdi Korkor, exparlamentario y líder del partido islamista Al-Amal en la acampada de Rabaa al-Adawiya, al este de la capital. Mientras, los líderes de la protesta anunciaban por megafonía que habían alcanzado «los 20 millones de personas en todo el país».
Además de El Cairo, Al-Arish, Masra Matruh, Beni Suef y Minya, según la televisión pública, también vivieron protestas multitudinarias a favor de un Mursi que, pese a las peticiones de Estados Unidos, la UE y la ONU, sigue incomunicado. Otros ocho dirigentes islamistas fueron trasladados a una cárcel de alta seguridad en mitad del desierto, según la agencia oficial Mena.
Con el paso de los días la acampada se consolida. El general Abdul Fatah al-Sisi, héroe para los partidarios del golpe que se juntaron a última hora de la tarde en Tahrir, es aquí un «traidor» y «sanguinario» y sus fotografías están en el suelo para que la gente las pise. La gente no hizo demasiado caso a las advertencias difundidas en Facebook por el Ejército «contra los excesos en la expresión de las opiniones pacíficas y contra el uso de la violencia».
Tampoco las palabras del presidente interino, Adli Mansour, llamando a «dejar atrás el caos para pasar a una etapa de estabilidad», o su amenaza de «combatir la seguridad hasta el final» llegaron a oídos de una masa dispuesta a mantener la protesta hasta el final y entre la que se podía ver nuevas camisetas con el eslogan «la yihad (guerra santa) no es un crimen».
Abdurrahman Esayed, veterinario de 39 años, lucía una de ellas con orgullo porque «la yihad es obligación de todo musulmán, que debe defender el islam cuando está en peligro». «Empiezan a ponerse nerviosos. Ni con matanzas, ni con detenciones pueden con nosotros. Ahora comenzarán los castigos colectivos (cortes de agua, electricidad.) para intentar asustar a nuestros seguidores», opina Wafah Hefny, profesora de la universidad de Al-Azhar que subraya la importancia de la hoja de ruta propuesta por la Hermandad para el día en que Mursi sea liberado. El plan islamista, revelado por el diario 'Al-Shaab', el único que no ha sido cerrado estos días, tiene cinco puntos clave: reinstauración de la Constitución, ruptura de los acuerdos de Camp David (la paz con Israel firmada en 1978) y cancelación de toda la cooperación militar con Estados Unidos, formación de un Gobierno de unidad nacional, convocatoria de elecciones parlamentarias y la exclusión de seguidores del antiguo régimen en los órganos de la Justicia egipcia.
«Ha fallado la mano dura»
Las medidas proupestas por la Cofradía presumen de ser duras, porque «lo que ha fallado en el primer año del Ejecutivo de Mursi ha sido mano dura, no hemos aplicado nuestro programa debido a la búsqueda de acuerdos y mira para lo que ha servido», señala el exparlamentario Ahmad Shehata, mano derecha del depuesto presidente cuando resultó elegido legislaor de la provincia de Sharqiya en el 2000.
Además de la inestabilidad en las calles, las nuevas autoridades deben hacer frente al repunte de violencia en el Sinaí donde desde el golpe del 3 de julio se han producido «39 ataques terroristas» que han costado la vida a al menos sesenta personas, según cifras del diario 'Al-Ahram'. La situación ha llevado a Israel a desplegar una batería antimisiles 'Iron Dome' en la ciudad balneario de Eilat, a orillas del Mar Rojo, a poca distancia de la frontera, según anunció una portavoz militar.