Rufus Wainwright, ayer, en la presentación del concierto que cerrará la temporada del Teatro Real. :: EFE
Sociedad

Wainwright, entre el divino Verdi y el pop

Fragmentos de su ópera 'Prima Donna', canciones propias y páginas de Mozart o Berlioz conforman un concierto con todo el papel vendido El genial 'crooner' celebra sus 40 años cantando en Madrid y prepara una ópera de inspiración española

MADRID. «VERDI ES MI DIOS, PERO NO SÉ SI LE GUSTARÍA LO QUE HAGO. CREO QUE ERA QUISQUILLOSO Y CON MALAS PULGAS; NO SE QUÉ PENSARÍA DE MÍ». Actualizado: Guardar
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Un soñoliento Rufus Wainwright (Rhinebeckk, Nueva York, 1973) se presenta así en vísperas del concierto que ofrecerá el lunes en el Teatro Real de Madrid para celebrar su cuadragésimo cumpleaños. Músico y cantante «delirante», según él mismo, 'crooner' reverenciado por su atrevimiento y su multiplicidad de registros, alterna sus composiciones operísticas con canciones que beben del pop y el musical. Capaz de mezclar a Mozart con Judy Garland, icono en la conquista de derechos de la comunidad homosexual, el artista norteamericano de origen canadiense está más que encantado de volver a tocar en España.

«Ser gay me hace mejor artista», reconoce este impulsivo creador que descubrió su orientación sexual con 14 años, al tiempo que su talento para la música y su amor por el bel canto. Anticipa que trabaja en una una ópera «de inspiración española». Debutó en España en 1998 y ahora «puedo sentir que aquí se entiende muy bien lo que hago, algo que no ocurre en Francia, donde acabo de tocar», dice legañoso, divertido y desaliñado. Amaneció poco antes de comparecer en público a media mañana para presentar el heteróclito concierto con el que el Teatro Real cierra temporada. No queda una sola entrada para ver a un artista tan original como completo, una personalidad volcánica en escena, capaz de atacar la 'chanson' francesa al piano o con su desastrada guitarra española. Su desbordante creatividad se alimenta del pop, la ópera, la música clásica, el teatro, la danza y el cine, de modo que Wainwright alternará así pasajes de 'Prima Donna', su primera ópera, dedicada a Maria Callas y tan elogiada como criticada, con temas propios y pasajes de Mozart o Berlioz.

Casado «con un alemán decididamente wagneriano», dice que «Strauss es el punto de encuentro con mi marido». Padre de una cría concebida por Lorca Cohen, hija de Leonard Cohen, se alegra Wainwrigh de la paulatina conquista de derechos de los homosexuales en el mundo, «aunque queda mucho por hacer». Presenció en París la batalla ultraconservadora contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero cree que se «avanza de forma imparable». «He tocado en zonas delicadas para los gais, como Croacia, y espero hacerlo en Rusia», dice recordando cómo ser homosexual «se paga con la vida en muchas partes del mundo». También que 'homos' como Cole Porter, Oscar Wilde y Tchaikovsky «son compañeros de un viaje aún peligroso en muchos lugares».

«En Chile, Argentina y Brasil las cosas empiezan a normalizarse. Aunque hay riesgos, me sentí respaldado; me recibieron como un embajador de los derechos de los homosexuales», apunta.

Estrella en la cocina

El polifacético artista cuenta con una fidelísima legión de seguidores en todo el mundo. Imposible de encasillar, asumió desde muy joven el especial talento que proyecta, en consonancia con su enorme curiosidad artística y sus experiencias vitales y su amor sin límite por la de la ópera. Hijo de los cantantes de folk Loudon Wainwright y Kate McGarrigle, fallecida en 2010 por un cáncer, hermano de la también cantante Martha Wainwright, explica risueño cómo «la cocina de casa fue mi primer escenario».

En casa se empapó de una tradición musical que aún alimentan su carrera y «que tanto respetan países como España e Irlanda». «Me van los retos: vivimos un momento de ruptura en el que las puertas a otros estilos están más abiertas y puede haber cambios», asevera al explicar que prepara ya su segunda ópera. Sin desvelar detalles, avanza que será «de tema español». «No puedo decir mucho, pero sí que habrá caballeros vestidos de mujer y que transcurre hace muchos, muchísimos años, antes de que España fuese España», explica con picardía.

«La ópera te elige», dice este entusiasta de la lírica y el bel canto que en su dura adolescencia -fue violado en Hyde Park con 14 años- estableció una «tempestuosa relación» con la ópera que aún pervive. 'Luisa Miller' fue su primer deslumbramiento «pero lo que realmente me transfiguró y me convirtió en otra persona fue el 'Réquiem' de Verdi».

Cree que divas como la Callas y las extravagantes estrellas del XIX y el XX, hoy más propias de pop, fueron consecuencia de su tiempo. «Lucharon para sobrevivir en un mundo muy competitivo. Hoy, con internet, las ventas de discos desplomadas y la economía desmoronándose, también hay que ser muy agresivo. Tengo problemas con el mundo del pop, pero en el pop como en la música clásica solo te salva la calidad. Si la canción falla, falla todo».