Cuba da un paso en falso en Panamá

El noticiero cubano del mediodía abrió ayer con una información sobre la llegada a México de la Caravana Pastores por la Paz, que desafía el bloqueo para traer a la isla ayuda humanitaria. Del hallazgo de armas cubanas en un buque norcoreano, que Panamá calificó como «contrabando», ni una palabra, salvo una escueta declaración en la prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores reconociendo el envío de 240 toneladas de equipos obsoletos para repararlos en Corea del Norte. Una rápida reacción del Gobierno de Raúl Castro, en otros tiempos impensable, para minimizar el impacto de un paso en falso de consecuencias aún impredecibles.

De no haberse hallado las armas, el asunto habría quedado como un negocio más entre dos naciones 'de la misma trinchera', que el pasado día 1 ratificaban sus «históricos lazos» con la visita de una delegación militar de Corea del Norte que fue recibida por Castro y por el ministro de las Fuerzas Armadas, el general Leopoldo Cintra Frías.

Sorprendida en falta, Cuba detalló que eran «240 toneladas métricas de armamento defensivo obsoleto -dos completos coheteriles antiaéreos Volga y Pechora, nueve cohetes en partes y piezas, dos aviones Mig-21 Bis y 15 motores de este tipo de avión, todo ello fabricado a mediados del siglo pasado-, para ser reparado y devuelto a nuestro país». La nota de la Cancillería admitía que el barco norcoreano detenido a la entrada del Canal de Panamá partió de «un puerto cubano» que no identificó cargado «mayormente de 10.000 toneladas de azúcar».

Cuba justifica el envío de armas en «acuerdos suscritos» para «mantener nuestra capacidad defensiva para preservar la soberanía nacional». Si ese escenario es el real, el azúcar podría ser el pago por el servicio de reparación. Un contrato entre dos países que están sometidos a sanciones estadounidenses que la principal isla del Caribe ha aprovecahdo para denunciar.