El Rey charla con el ministro de Educación marroquí. :: FADEL SENNA / AFP
ESPAÑA

El Rey anima al jefe de Gobierno de Marruecos a avanzar en las reformas

El ministro de Exteriores compara la tímida cesión de poder de Mohamed VI con la Transición y apela a la monarquía como factor de estabilidad y libertad

RABAT. Actualizado: Guardar
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España tiene mucho que ganar con la apertura democrática de Marruecos, pero siempre que vaya acompañad de estabilidad. A diferencia de otros autócratas que reaccionaron con nerviosismo al estallido de las primaveras arábes, el rey Mohamed VI fue capaz de canalizar las ansias de cambio que también prendieron en su pueblo en los primeros meses de 2011 con la promesa de una nueva Constitución. Un año después, cedió siquiera una parte de su poder a un gobierno islamista moderado libremente elegido por las urnas y liderado por Abdelilah Benkiran. Y eso, según el Rey de España, ha redundado «de manera positiva en el contexto regional y en nuestras relaciones bilaterales».

La conciencia de que el país vecino es un socio comercial y político de primera magnitud para España por su situación geográfica, explica que ayer todo fueran elogios, tanto por parte de don Juan Carlos como del ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, al aún limitado proceso de democratización. En realidad, Marruecos se ha desprendido de una capa de su feudalismo, pero el monarca aún interviene en las decisiones del jefe de Gobierno y mantiene el control sobre importantes sectores económicos como el energético. La represión contra la disidencia, la prensa, y las facciones islamistas más radicales está aún, además, a la orden del día.

Camino paralelo

En privado, según aseguran fuentes de la Zarzuela y de Exteriores, el Rey animó a Benkiran a «avanzar en las reformas». En público, en cambio, ni a él ni ha García Margallo se les ha oído en esta visita oficial, que concluye hoy, 'pero' alguno. El ministro aseguró incluso que Marruecos y España llevan un «caminar paralelo», dijo que la vía elegida por el país magrebí «no es muy distinta a la que hace muchos años elegimos en España» y aseveró que si eso es así es porque «la monarquía es un elemento de estabilidad». «Las coronas (marroquí y española) -llegó a decir durante la clausura de un encuentro de rectores de universidades- nos han devuelto la libertad que nosotros perdimos durante 44 años».

Además de su carácter político, la tercera jornada del Rey en Rabat tuvo marcado sesgo cultural. España pretende establecer con el ámbito educativo maroquí un vínculo similar al que tiene con Iberoamérica y ser puente hacia Europa. Eso pasa por la colaboración en el ámbito universitario: se pretende adaptar un sistema similar al Erasmus, crear una red universitaria hispano-marroquí- y extender el conocimiento del español, que ya hablan cinco millones de personas en Marruecos.