La campana
Actualizado: GuardarSi hay un elemento cargado de simbología a bordo de los buques es la campana. En la base inglesa de Scapa Flow, los homenajes a los cientos de marinos hundidos con sus barcos en aquellas aguas se hacen siempre al amparo de la del crucero Royal Oak, torpedeado por un submarino alemán en la II GM, y lo mismo podría decirse de la del acorazado Arizona, hundido en Pearl Harbor por los japoneses y que cuelga hoy en la principal universidad del estado del mismo nombre.
En España seguimos la misma costumbre. La campana del Castillo de Olite, hundido frente a Cartagena en la Guerra Civil por disparos de una batería de costa republicana con el saldo de 1477 soldados muertos, puede contemplarse en el Museo Naval de Madrid y en la Base Naval de Rota la bandera ondea sobre la campana del portaaviones USS Cabot, cedido a la Armada en 1967, donde fue rebautizado con el nombre de Dédalo.
Pero hoy quiero hablar de otra campana, la que anunció a los marineros de la nao Santa María que Rodrigo de Triana había avistado tierra desde la Pinta. Con su repiqueteo y aunque no pudieran escucharlo, aquella campana de 14 kilos de peso comunicaba a los Reyes Católicos y a todos los españoles el descubrimiento de un continente nuevo.
Cuando la Santa María quedó varada en tierra en La Española, con su madera se levantó el «Fuerte Navidad», primer asentamiento colonial español en América. A su regreso Colón se encontró con que los nativos habían arrasado el campamento y matado a los españoles, pero la campana seguía intacta y fue vendida años después en Puerto Rico.
Embarcada rumbo a España a bordo del galeón San Salvador, este naufragó 200 millas al norte de Lisboa. En 1994 el italiano Roberto Mazzara dijo haberla encontrado, lo que dio lugar a una larga batalla legal entre el cazatesoros y los gobiernos de España y Portugal mientras se discutía una autenticidad para la que abundan las pruebas, aunque ninguna sea concluyente. En el archivo de Indias existe un legajo en el que consta que «el San Salvador se ha perdido en Portugal con el signo de la Navidad...», y en castellano antiguo la palabra signo alude a una campana pequeña. Aunque su autenticidad no esté certificada, si está demostrado que es la campana más antigua del mundo y si en 1495 fue vendida en Puerto Rico por 32 pesos, hoy su precio de salida en un hipotética subasta no bajaría del millón de euros.