«No me gusta que el dinero esté ocioso»
Admite que no usaba en España las tarjetas de crédito de sus cuentas suizas para no desvelar su fortuna escondida Bárcenas jugó ante el juez a hacer de Michael Douglas en 'Wall Street' y terminó en la cárcel como el personaje de la película
MADRID. Actualizado: GuardarEl 27 de junio, Luis Bárcenas jugó ante el juez Pablo Ruz a hacerse pasar por un tiburón de las finanzas, una suerte de Gordon Gekko, el personaje que Michael Douglas interpretó en la película 'Wall Street'. Y como Gekko, el extesorero terminó en la cárcel.
La hora y veinte minutos de audio de aquel interrogatorio en la Audiencia Nacional previo a que Bárcenas acabase con sus huesos en la prisión de Soto del Real desvela que la mímesis del imputado con Gekko, llegó al punto casi del plagio. «No me gusta que el dinero esté ocioso», espetó con soberbia al magistrado parafraseando el título de la segunda entrega de la saga, 'Wall Street, el dinero nunca duerme'.
El audio de esa comparecencia dibuja a un Bárcenas arrogante, aparentemente muy seguro de sí mismo, convencido de poder convencer a todos de que su fortuna era fruto de su olfato en los negocios. A veces, incluso, 'sobrado' -«es la novena vez que vengo a declarar»-, hablando de 'tú a tú' al juez -«¿no le importa que cruce las piernas?», o dando por sentado que todo el mundo, como él, considera una «cuantía pequeña» la cifra de «seis millones de dólares».
Uno de los capítulos más significativos del interrogatorio viene a cuenta de las tarjetas de su mujer vinculadas a sus cuentas de Suiza. «Las guardaba en una caja fuerte y las metía en la cartera exclusivamente cuando viajaba fuera de España porque nunca utilizábamos las tarjetas de crédito en operaciones en España, en fin, por elemental criterio de prudencia». «¿Prudencia por qué?», repregunta el instructor. Y es ahí, cuando el extesorero confiesa sin rubor «porque si los fondos están en el exterior y no se conocen en España son ganas de correr el riesgo de que como consecuencia de ir a un cajero a sacar un dinero tener un problema de comprobación. Si el dinero está oculto al fisco español en cuentas en el extranjero pues creo que la prudencia.». Pero no conforme con su explicación, aún intenta buscar la complicidad del juez. «Es lo que hace todo el mundo, señoría, como sabe usted perfectamente». «Yo no lo sé, lo que usted me diga», responde Ruz.
El extesorero se muestra siempre prepotente, pero sobre todo cuando habla de su esposa, la también imputada Rosalía Iglesias, a la que dibuja casi como una ignorante, hasta el punto de que «cuando me acompañaba a las oficinas de Lombard Odier me esperaba en una salita tomando una Coca-Cola».
Secreto bancario
Cuando salen las cuentas suizas, Bárcenas, lejos de arrugarse, se crece ante lo que califica de «auténticas barbaridades» que «se están publicando». Miente sin sonrojo. No tiene problema en asegurar que las tres últimas cuentas que las autoridades helvéticas han encontrado a su nombre, son en realidad de otras personas de misteriosa identidad que se niega a desvelar acogiéndose al «secreto bancario» que impera en Suiza, como si éste le vinculara a él. «Son personas que no tiene relación con el caso Gürtel ni con temas ilícitos». «Son personas, como muchas en España, que tiene una cuenta con activos en Suiza», afirma ante el juez, volviendo a dar por hecho que cualquiera tiene dinero en el extranjero.
A pesar de que tanto el Lombard como el Dresdner han documentado decenas de visitas del extesorero a sus sucursales para hacer ingresos en efectivo de supuesto dinero negro, el imputado no tiene ningún problema en negarlo. «Todas esas cantidades se me entregan a mí en Suiza como consecuencia de operaciones de carácter comercial». Eso sí, cuando el magistrado le pide un papel que pruebe esas transacciones tan exitosas, el tiburón exhibe 'memoria de pez' y habla de manera dispersa de inversores uruguayos, de sus éxitos en el mercado del arte..
Y más evasivas cuando se le pregunta por qué se parapetó detrás de testaferros, en particular de Iván Yáñez, para gestionar sus cuentas. «Lo hago porque estoy inmerso en el procedimiento al que llaman Gürtel, en esas circunstancias ni quiero hablar con Suiza ni quiero dar órdenes ni tengo la cabeza para decidir, fue lo más prudente para que mi patrimonio no sufriese una merma importante», comenta..
Y también explicaciones inverosímiles. Como cuando Ruz pregunta por qué ocultó a los bancos suizos que durante los veinte años que trató con ellos era el gerente del PP. Ser el responsable de la caja de uno de los dos partidos mayoritarios era para Bárcenas una «una actividad del ámbito privado», intrascendente para las entidades en las que llegó a tener depositados 48,2 millones de euros.