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La transición deja fuera a los Hermanos Musulmanes
El presidente interino logra al fin un primer ministro con perfil económico y una cara presentable ante el mundo con El-Baradei
EL CAIRO. Actualizado: GuardarCon un nuevo y maratoniano calendario electoral y un flamante primer ministro, el economista Hazem el-Beblaui, Egipto avanza rápido en la nueva transición tutelada por los militares aunque alejándose, parece que irremediablemente, de los Hermanos Musulmanes. La Cofradía, que mantiene su pulso en la calle, rechazó ayer de plano la declaración constitucional presentada por el presidente interino, Adli Mansur, sembrando serias dudas sobre la viabilidad de una transición que no incluya a la que actualmente es la mayor fuerza política del país, con millones de seguidores.
Tras barajar y filtrar a la prensa al menos cuatro nombres diferentes, la presidencia egipcia encargó formar Ejecutivo al economista Hazem el-Beblaui, que fue ministro de Finanzas durante unos meses en la etapa de gobierno de la junta militar que siguió a la caída de Mubarak. No ha sido fácil encontrar a una persona que convenciera a las diferentes facciones que forman la nueva coalición promilitar. Después de que el rechazo de los salafistas de Al-Nur forzara a Mansur a echarse atrás con la designación de Mohamed el-Baradei como primer ministro, el presidente y los militares optaron por un perfil menos ideológico y más económico, que pueda arremangarse y empezar a trabajar en la principal preocupación que comparten todas las tendencias políticas: la terrible crisis que atraviesa el país.
El-Beblaui tendrá al menos un colchón desde el que impulsarse, después de que Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, ya libres de sus recelos hacia el depuesto Mohamed Mursi y la Hermandad, ofrecieran ayer una ayuda financiera de 8.000 millones de dólares (casi 6.300 millones de euros). La designación de El-Baradei, el preferido de los países occidentales, como vicepresidente para Relaciones Exteriores, parece tener un objetivo parecido. El prestigio internacional que alcanzó como secretario general de la OIEA y receptor del Nobel de la Paz aporta una cara presentable al golpe de Estado y puede ayudar a convencer a otros países y al Fondo Monetario Internacional para que contribuyan económicamente a la causa. Sin embargo, el cisma social, el otro gran mal que aqueja a Egipto, no parece que vaya a resolverse en los plazos dados por la declaración constitucional anunciada por Mansur, que circunscribe la transición a los próximos seis meses. A nadie extrañó que los Hermanos Musulmanes rechazaran la nueva hoja de ruta «designada por los golpistas», como definió el número dos del brazo político de la Cofradía, Esam el-Erian. Retenido, incomunicado y sin cargos, los Hermanos se aferran a la figura del presidente elegido por las urnas y aupado por los islamistas y se resisten a aceptar que el nuevo orden impuesto por los militares les ha dejado fuera. En el comienzo del mes sagrado para los musulmanes, la Cofradía enviaba un recuerdo para Mursi a través de su cuenta de Twitter: «Feliz Ramadán, señor presidente, le echamos de menos».La Hermandad asegura que la apresurada agenda para la transición devuelve al país al punto cero. En los dos años y medio desde el derrocamiento de Hosni Mubarak, Egipto ha regresado al punto de partida en numerosas ocasiones. Tuvo Parlamento y dejó de tenerlo. Juzgó al propio Mubarak y lo condenó, pero luego lo anuló todo y los tribunales vuelven a encontrarse en ese mismo desempeño.
En muchos aspectos, este atípico golpe militar hace tabla rasa con todo lo que se había avanzado o retrocedido desde 2011 y devuelve al Ejército al papel de tutor en la sombra, aunque con nuevos socios. Los Hermanos Musulmanes, que dominaron el primer juego de esta partida, mostraron sus cartas y fracasaron. Los militares rompieron la baraja y ahora han vuelto a repartir los naipes.
Hoja de ruta
La nueva hoja de ruta presentada por Mansur comienza por reformar la Constitución redactada por los islamistas y aprobada a finales del año pasado. Un comité formado por cuatro jueces y cuatro profesores de Derecho Constitucional se encargará de elaborar las enmiendas, que serán presentadas a una segunda comisión de 50 representantes de todos los sectores sociales. Después serán sometidas a referéndum, se calcula que para octubre. Alrededor de dos meses después se deberán celebrar elecciones legislativas y, en cuanto esté formada la Cámara alta del Parlamento, se convocarán elecciones presidenciales.
Con la Constitución suspendida, la declaración constitucional anunciada por Mansur sirve de marco legal para el proceso, y otorga al presidente poderes legislativos hasta que se elija el nuevo Parlamento.