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Hay un Egipto que planta cara al Ejército

Los militares matan a varios partidarios del mandatario depuesto durante la jornada de protestas masivas de los Hermanos Musulmanes

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Varios muertos (dependiendo de las fuentes, entre tres y siete). Varios 'shahid' (mártires) más para la causa de unos islamistas heridos por el golpe de Estado que terminó con el mandato de Mohamed Mursi en Egipto. Querían acercarse al cuartel de la Guardia Republicana de El Cairo, donde se rumorea que está retenido el expresidente, pero los militares abrieron fuego y acabaron con la marcha, una de las miles que recorrieron las calles del país en respuesta al llamamiento del 'viernes del rechazo' secundado por partidos islamistas y egipcios que no están de acuerdo con la intervención de las fuerzas armadas en la vida política del país.

Unas marchas y sentadas que durarán «hasta que Mursi recupere la presidencia», advirtió el líder espiritual de la Hermandad, Mohamed Badie, en una reaparición ante los suyos que silenció las informaciones sobre su supuesta detención. Una forma de protesta que pretende «incrementar la presión para lograr una solución política a la crisis que atraviesa el país», declaró al diario 'Al-Ahram' Ahmed Sobei, alto cargo del Partido Libertad y Justicia (PLJ), vinculado a los Hermanos Musulmanes.

La noticia sobre los muertos llegó rápidamente a la gran protesta que mantiene la Hermandad frente a la Universidad de El Cairo, lugar rodeado por las fuerzas de seguridad, donde el martes murieron 16 personas por disparos de desconocidos.

«No tenemos miedo ni a la respuesta violenta ni a las detenciones en masa. No es la primera vez que pasa esto con un partido islamista, en Argelia le ocurrió algo similar al Frente Islámico de Salvación (FIS), pero a la larga el tiempo y los votos nos volverán a dar la razón», asegura Kotba al-Arabi, dirigente de la Cofradía en Giza.

Sentado a la sombra de un toldo de plástico y sobre unos papeles de periódico, acusa a los medios egipcios de estar al servicio de los militares y no dar cobertura a las protestas multitudinarias de una Hermandad que en su 'viernes del rechazo' recibió la noticia de la liberación de destacados dirigentes como Saad El-Katatni, líder del brazo político de la organización.

«Terminar la revolución»

No hay manifestante sin foto de Mursi. Este lugar dista unos minutos en taxi de Tahrir, pero parecen dos países diferentes. Egipto, Alejandría, donde hubo enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, Ismailía. la oleada de solidaridad con Mursi mostró la cara del Egipto que no acepta el golpe militar. «Hay que ver el lado positivo. Ahora vamos a terminar la obra que empezamos en febrero de 2011. Nos fuimos de las calles demasiado pronto, nos fiamos de los militares, pero ahora no, estaremos aquí hasta que se haga justicia», declara Hossam al-Zarkawi, traductor de una empresa informática que asegura no pertenecer a ningún partido político, pero que está en la universidad «para defender el sistema y consolidar la auténtica revolución».

Cada pocos minutos, cazas del Ejército sobrevuelan la zona dibujando la bandera nacional con estelas de humo rojas, blancas y negras. También helicópteros militares a baja altura recuerdan a los concentrados que la fiesta ahora está en Tahrir, donde se reúnen los grupos de la oposición que se han hecho con el poder apadrinados por las Fuerzas Armadas.

La coalición liberal Frente de Salvación Nacional (FSN) realizó una «llamada urgente» a los suyos para no ceder ante la exhibición de fuerza islamista y mantener la movilización en Tahrir. En los choques en esta zona se registraron al menos dos muertos, según los datos facilitados por el Ministerio de Sanidad.

«Ellos salieron el domingo a la calle, reunieron a toda esa gente para una ocasión puntual y le dieron gran cobertura para que pareciera mucho más de lo que fue. ¿Y nosotros? Aquí estamos cada día, somos muchísimos y además tenemos la razón que nos dieron las urnas, pero parece que ya no existimos. También somos egipcios, ¿dónde quedan nuestros derechos?», se pregunta Khaled Nowfal, ingeniero eléctrico de 33 años, para quien el Partido Demócrata (formación que lideraba Hosni Mubarak) «está detrás de la mayor parte de problemas que ha tenido Mursi durante su mandato. Ha cometido errores, pero muchos de ellos a causa de los colaboradores del antiguo régimen».