
El Rey canceló en 1995 la cuenta suiza de su herencia pero no puede probar que tributó
La Zarzuela defiende que el dinero se destinó a «deudas y obligaciones» de los condes de Barcelona aunque dice que es difícil precisarlo
MADRID. Actualizado: GuardarDon Juan Carlos no tiene ya ninguna cuenta en Suiza ni en ningún otro país extranjero. Tuvo en el pasado, al menos, una; esa en la que se ingresaron los 2,2 millones de euros de herencia que recibió hace veinte años al morir su padre y sobre la que nada se sabía hasta hace cuatro meses. Pero en la Casa del Rey aseguran ahora que se canceló en 1995. Y eso es prácticamente todo lo que aciertan a explicar. Si fue o no visible a ojos del fisco español es algo que permanece aún en una extraña nebulosa. «Hemos tratado de aclararnos sobre una cosa -aducen- sobre la que no disponemos de documentación alguna».
La polémica abierta después de que 'El Mundo' sacara a la luz que el conde de Barcelona había dejado una fortuna de 6,6 millones de euros, de los cuales 4,38 millones se hallaban en fondos en el extranjero, sigue pues sin respuesta. El jefe de la Casa, Rafael Spottorno, arrancó en abril una «laboriosa» investigación de la que la Zarzuela no había dado cuenta hasta ayer para poder responder a los interrogantes que entonces plantearon los grupos políticos. Y el resultado es poco concluyente.
No hay ni un solo papel que demuestre que el Rey tributó por el patrimonio recibido, según admiten fuentes oficiales. Es más, desde la jefatura del Estado solo se ofrece la «convicción» personal de Spottorno de que así fue y que los albaceas designados en el testamento de don Juan, fundamentalmente Luis Usía Gavaldá, fallecido hace casi ocho años, «terminaron su función como la terminan todos los albaceas», procediendo al pago de impuestos oportuno después de haber repartido la herencia que les toque administrar.
La documentación, según aseguran, fue requerida a Hacienda y la respuesta, también de acuerdo con lo informado por la propia Casa del Rey, fue que no estaba «en condiciones» de facilitarla. Entre otras cosas, no fue el propio Rey quien la solicitó sino el jefe de su Casa y los datos fiscales solo puede ser suministrados al titular (o a un juez) salvo que el interesado lo autorice de forma expresa, algo que al parecer don Juan Carlos no hizo.
El portavoz del sindicato de técnicos de Hacienda, José María Mollinedo, expresó su sorpresa por el relato de la Casa Real y recordó que, en todo caso, los datos de las liquidaciones tributarias tienen que estar registrados en la notaría donde se realizó la escritura de la aceptación de la heredad y en la comunidad autónoma donde se liquidó el impuesto. Además, apuntó que, si por algún motivo, se hubieran perdido deberían constar en el sistema informático de la agencia.
Bancos inexistentes
Lo que ocurrió con el dinero de la herencia tampoco está claro. En la Zarzuela aseguran que la cuenta que el Rey tenía en la Société Générale Alsacienne de Banque «se dejó a cero» y se canceló después de pagar «deudas y obligaciones» contraídas por los condes de Barcelona y otros «gastos determinados». Pero también confiesan que no tienen extractos que lo acrediten y aducen que eso es lo que cree don Juan Carlos. Es decir, lo único que afirman con rotundidad es que en 1995 ninguna de las cuentas en las que se ingresó el dinero del padre del Rey «existían» ya. Y aseguran que la parte que correspondía al monarca no se trajo a España ni se llevó a otro país.
Los responsables de explicar el resultado de las pesquisas seguidas por Spottorno sostienen que las dificultades para tratar de arrojar más luz sobre este asunto son enormes debido al tiempo transcurrido. Ninguna de las entidades que se debían rastrear existen ya bajo su nombre de entonces. Société de Banque Suisse, donde se depositó el grueso de la herencia, se fusionó en 1998 con Union de Banques Suisses (UBS) y la Société Générale Alsacienne, donde el Rey ingresó su parte, fue absorbida por Société Général en 2001. «Nos hemos encontrado -dicen en la Casa Real- con que los bancos suizos destruyen los archivos de sus cuentas después de diez años».
Oída esta explicación, los dos grandes partidos, PP y PSOE, guardan silencio, pero grupos minoritarios como UPyD, IU, ERC y BNG muestran su escepticismo. Son los mismos grupos que, tras la polémica por las fincas atribuidas a la infanta Cristina, expresaron sus dudas sobre la rigurosidad de Hacienda con la Corona. En la Zarzuela defienden que no existe ningún «agujero negro» y aseguran que en ocasiones miembros de la Familia Real han sido llamados a aclarar y corregir errores detectados en sus declaraciones. «Otra cosa -dice un portavoz de la Casa- es que esos datos sean de acceso restringido dentro de la propia Agencia Tributaria».