Economia

Iberia entra en una nueva encrucijada

Sindicatos y compañía, con el diálogo paralizado, se ven las caras en los tribunales. Y los pilotos sopesan incluso ir a la huelga este verano Mientras la SEPI queda como único socio español, la conflictividad laboral vuelve a estar sobre la mesa

MADRID. Actualizado: Guardar
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Iberia sigue sin remontar el vuelo y, lo que es peor, parece tener plomo en las alas. Este diagnóstico de la situación actual de la otrora gran aerolínea española, privatizada en el año 2000 tras monopolizar durante décadas los cielos españoles y hacerse con un hueco importante en las conexiones con Latinoamérica, es en lo poco que coinciden empresa y sindicatos. Pero las primeras divergencias, y de considerable peso, surgen a la hora de analizar la raíz del problema.

Para la dirección de Iberia, el lastre son los sindicatos y, por encima de todos, el de pilotos (Sepla), al que llegó a tachar de «irresponsable y desleal» por no firmar el acuerdo de mediación suscrito por casi todas las demás centrales a mediados de marzo. Tampoco gustó aquel desmarque a sus colegas, aunque éstos no están ni mucho menos satisfechos del desarrollo del acuerdo -foto incluida con la ministra de Fomento, Ana Pastor-, hasta el punto de que ya han demandado a la dirección de la aerolínea ante la Audiencia Nacional «por la mala fe demostrada en el proceso negociador sobre las medidas de productividad».

Sobre la mesa, una rebaja salarial adicional del 4% (a unirse al ajuste de entre el 11% y el 18%, según colectivo, ya pactado) que, a juicio de UGT, «es lo que buscaban desde un principio», al desestimar de plano las alternativas que los sindicatos presentaban para alcanzar incluso «un rendimiento económico mayor». Había abiertas otras tres negociaciones paralelas sobre 'handling (asistencia en tierra)', mantenimiento y las áreas de carga, sistemas, comercial y corporativa, pero todas -denuncian- se pararon de forma «inexplicada e inexplicable».

Para la compañía, sin embargo, «no se puede hablar de ruptura», aunque sí admiten que los avances «aún no se han concretado». Y no se ha hecho porque, sostienen los sindicatos, «no quieren hablar sobre el verdadero futuro de Iberia, por ejemplo, traer flota nueva -lo que ven «fundamental»- ni de cuestiones como las rutas». «Parecen más preocupados de una pretendida paz social y dejar pasar el verano -lamentan- que de cumplir los acuerdos».

Y si el panorama está revuelvo en su relación con los tripulantes de cabina y los trabajadores de tierra, con los pilotos se antoja peor. De hecho, con unos y otros se están viendo ya las caras en los tribunales -el viernes se celebró la vista de la demanda presentada por el Sepla por el incumplimiento del laudo arbitral, la imposición del último expediente de regulación del empleo (3.141 personas saldrán de la plantilla) y por el posible carácter forzoso del acuerdo de mediación-, a la espera de nuevas convocatorias de la dirección de Iberia para retomar unas relaciones laborales que, «a día de hoy, están rotas», apuntan desde UGT.

¿«Distracción» o punto clave?

Lo mismo sostienen en el sindicato de pilotos, que el martes celebró una asamblea para decir a sus miembros que, aunque están dispuestos a aceptar una rebaja de costes de hasta el 60%, la compañía ha exigido otro 'extra' que «lo complica todo». Pretende acabar, sostienen, con el anexo 10 de su convenio colectivo, que garantiza que Iberia operará todos los vuelos de más de seis horas (largo radio) desde su base ('hub') de Barajas (la T4) -incluso los de código compartido con su socia en el 'holding' angloespañol IAG, British Airways- y, al menos, un 50% de las conexiones entre Madrid y Londres.

Desde el Sepla sostienen que sus colegas de British y de otras grandes aerolíneas tienen acuerdos similares que, en la práctica, buscan evitar una reducción sustancial de la producción, aún en el caso de una fusión (como la que dio lugar a IAG en el otoño de 2010). Desde Iberia, sin embargo, hablan de «maniobra de distracción» y sostienen que su objetivo prioritario es reducir más los costes porque «la empresa pierde dinero ahora (202 millones de euros en el primer trimestre)», pero no niegan que haya pedido eliminar tal anexo del nuevo convenio con los pilotos, quienes replican que la propia dirección les ha reconocido que incluso ya lo están incumpliendo en parte.

En el sindicato de pilotos, que también advierte de la intención de IAG de aumentar los vuelos de British hacia las ciudades españolas más turísticas -rutas que antes solo cubría Iberia-, no descartan recurrir a medidas de presión «si se insiste en jibarizar Iberia». La sombra de una huelga este verano (bastarían dos semanas para convocarla) parece alargada y la ministra ha urgido a ambas partes a reconducir la situación para no perjudicar el período clave del turismo, motor económico del país.