Lobato pierde los lunares
El ciclista gaditano se queda sin el maillot en la segunda etapa del Tour
CÁDIZ Actualizado: GuardarResultaba lógico, previsible. Debuta en el Tour en su primer año en la élite y por supuesto no es un escalador. Juanjo Lobato acaparó portadas, imágenes, informaciones y debates después de que en la primera prueba de 'Le Grand Boucle' se enfundara el mítico maillot del líder de la montaña al ganar el sprint en el único puerto.
Pero ya ha perdido los lunares de su zamarra. Vuelve a ser uno más del pelotón, de la serpiente multicolor. El ciclista trebujenero no pudo mantener ese liderazgo en la segunda etapa de la ronda gala, de 156 kilómetros entre Bastia y Ajaccio. Aún se le adivinaba la sonrisa en la línea de salida, allí en el centro de la imagen junto a Kittel, en ese momento el maillot amarillo.
No obstante, quedaban cuatro horas por delante. El gaditano entró en meta (el 172º) a 17:35 minutos del nuevo líder de la carrera, el belga Jan Bakelants, del equipo RadioShack. No obstante, el corredor del Euskaltel llegó con los competidores de su mismo perfil, los esprinters, como el mejor en esta disciplina Cavendish y el anterior líder Kittel.
Se queda de esta manera sin los lunares. Ahora, de faralaes viste el francés Pierre Rolland, con cinco pntos. por delante de Kadri, Cyril Gautier, Lars Boom y Brice Feillu. A continuación está el trebujenero.
A por la sexta etapa
Sus miras ahora se centran en la sexta etapa, la del próximo jueves (Aix-en-Provence/Montpellier). Es un recorrido de 176 kilómetros con un trazado llano, no muy largo, y especialmente reservado para los velocistas. Es terreno abonado para los Cavendish, Greypel, Sagan y compañía.
Será muy difícil que el trebujenero pueda ganar una etapa del Tour de Francia. Es su primer año en la primera división del ciclismo, debuta en la ronda gala y aún le queda mucho por madurar, si bien se encuentra en su mejor momento tal y como apuntan los resultados.
Su objetivo, muy ambicioso, lo definió en este mismo periódico. «Mi meta es meterme entre los tres primeros en un 'sprint'; ganar una etapa no es imposible, pero es que ni puedo imaginármelo».
Aún así, durante 24 horas se convirtió en uno de los grandes protagonistas de la prestigiosa carrera, que cumple cien años en esta edición. «Nunca me imaginé subir al podio del Tour para enfundarme un maillot el día de mi debut. Es un comienzo muy bonito», apuntaba el gaditano. Y se acordó de «mi familia, novia y a Rufino. La ausencia de Rufino (el masajista del equipo) nos ha dejado un vacío muy grande, era una persona tremendamente volcada con el ciclismo y con el equipo».