Economia

Merkel rechaza «poner más dinero» si los países no aceleran con las reformas

La UE aprueba tímidas medidas para combatir el paro juvenil y desbloquear el crédito a las pymes en una cumbre que se anticipaba como crucial

BRUSELAS Actualizado: Guardar
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. España apenas consiguió arrancar ayer unas tímidas medidas a escala europea para reducir el desempleo juvenil y reactivar el crédito a las pymes. En la primera jornada de una cumbre de la UE que se había anunciado como crucial, los Veintisiete se limitaron a aprobar el adelanto a 2014 y 2015 del fondo antiparo de 6.000 millones pactado hace varios meses. Aunque en un horizonte similar se esperan nuevas decisiones para desbloquear la financiación empresarial, los socios evitaron asumir compromisos concretos. Los dubitativos pasos tienen mucho que ver con las reticencias de Alemania. Angela Merkel insistió en que no se rascará más el bolsillo hasta que los gobiernos aceleren las reformas más duras.

El adelanto del fondo de 6.000 millones llegó con cierto suspense. El acuerdo estaba supeditado a que la Eurócamara avalara el Presupuesto 2014-20. Un 'sí' que se hizo rogar hasta el final. El presidente del Parlamento Europeo respaldó las cuentas, que ascienden a 960.000 millones, unas horas antes de que los líderes comunitarios llegaran a Bruselas. En un principio, el paquete antiparo se iba a distribuir durante toda esta década, pero los socios acordaron concentrarlo en los próximos dos ejercicios para intentar maximizar su impacto. El dinero se destinará a las regiones con una tasa de desempleo juvenil superior al 25%, la mayoría están en España, Italia, Grecia, Irlanda o Portugal.

El Gobierno de Mariano Rajoy estima que recibirá 1.900 millones del montante total. Para ello, deberá elaborar antes de final de año un plan concreto concebido para aplicar la garantía juvenil. Esta iniciativa europea, basada en la exitosa experiencia de Austria y Alemania, busca reforzar la orientación entre los jóvenes. Los servicios públicos de colocación deberán presentar en un plazo de cuatro meses a cada desempleado menor de 25 años una oferta personalizada para seguir con su formación o incorporarse al mercado laboral. Ayer, se recordaba que en 1997 se aprobó un plan similar y muchos países no lo aplicaron.

La UE, que abrió su última cumbre con 27 miembros antes del ingreso de Croacia, optó por un compromiso menos explícito con el crédito a las pymes. España se queja desde hace meses de la falta de préstamos a sus empresas y de los elevados intereses que se les exigen en comparación con sus competidoras alemanas. Los socios analizaron varias propuestas de la Comisión y el Banco Europeo de Inversiones que podrían movilizar hasta 100.000 millones. Todas ellas implican acudir a los mercados para lograr financiación con el sello europeo, lo que abarataría los créditos pero obliga a los socios a compartir riesgos. Ante esta situación, se acordó pasar el asunto a los ministros de Economía para que elijan la mejor alternativa antes de activarla en 2014.

Flexibilidad laboral

Los socios no ocultaron que las medidas, especialmente las concebidas para combatir el paro, se quedan muy lejos de los objetivos fijados. Pese a la constatación, las diferencias entre los socios ricos y pobres volvieron a emerger. El primer ministro holandés, Mark Rutte, remarcó que las ayudas adicionales «solo son útiles si los países están reformando los mercados laborales». Su homólogo finlandés, otro aliado tradicional de Alemania, recordó que el dinero común no es más que un apoyo puntual porque «las principales medidas están en manos de los gobiernos».

Merkel fue un paso más allá y rechazó abiertamente «poner más dinero» para ayudar a los socios del sur. «Si hay pasos vinculantes, entonces podremos mostrar solidaridad», espetó convencida de que los países deben «mejorar su competitividad». A menos de tres meses para las elecciones germanas, la líder conservadora resucitó la idea de crear un presupuesto conjunto de la zona euro. Este mecanismo estaría supeditado a la puesta en marcha de reformas en pensiones, el mercado laboral o el sistema tributario. Para conseguir el dinero, los gobiernos tendrían que suscribir contratos con Bruselas y consultar las principales decisiones en materia económica.

Las exigencias de Merkel contrastan con la durísima situación que afrontan muchos socios. Ayer, Portugal vivió su cuarta huelga general en dos años, mientras que Irlanda cayó de nuevo en recesión. El caso irlandés es reseñable porque representa la gran esperanza de los países rescatados. A su llegada a Bruselas, el primer ministro griego, Antonis Samaras, urgió a tomar de inmediato «medidas drásticas» para frenar el desempleo. El presidente de la Eurocámara, el alemán Martin Schulz, se puso de su lado y calificó de «gota en el oceáno» el paquete de 6.000 millones de euros.