Aspecto que presentaba ayer tarde el acceso principal de la factoría. :: ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

Imperial Tobacco vende como chatarra toda la maquinaria de la planta de Cádiz

La compañía cierra mañana la única línea de actividad que quedaba operativa en la factoría y comienza a trasladar a Francia el 'stock' de tabaco

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La multinacional inglesa Imperial Tobacco mantiene inamovibles los plazos de cierre de la factoría de Altadis en Cádiz. La única línea de actividad que permanece operativa dejará de producir tabaco expandido mañana por la tarde. Su cierre pone fin a casi tres siglos de producción en Cádiz. El siguiente paso será el vaciado de los cinco almacenes que guardan todavía 28.000 toneladas de tabaco. La dirección de la compañía ya ha iniciado el traslado por carretera de la mercancía hasta la fábrica francesa de Le Havre; desde allí se distribuirá al resto de factorías de centroeuropa. La compañía culminará este trámite el 31 de diciembre de este año y ese mismo día cerrará definitivamente las instalaciones de la Zona Franca.

A partir de ese instante Imperial Tobacco procederá a su desmantelamiento. Los ejecutivos prevén desmontar la infraestructura en cuatro meses; es decir, entre enero y abril de 2014. Una subcontrata se encargará de retirar del interior tuberías, bombas, planchas y líneas de producción. La maquinaria que se extraiga se venderá directamente como chatarra industrial. Esta misma operación ya se hizo en 2009 cuando Imperial Tobacco decidió clausurar dos de las tres líneas de producción que mantenía activas en la factoría gaditana. Ese año aplicó un ERE que afectó a 223 empleados y liquidó las líneas de preparación de liga y de tabaco reconstituido.

La compañía anunció el pasado día 3 de junio el cierre definitivo de la factoría de Cádiz. El director general de Imperial Tobacco para Europa Occidental, Ian King, fue el encargado de dar la noticia a los trabajadores durante una reunión mantenida en la misma planta. Las razones que ha puesto la multinacional inglesa para deshacerse de las instalaciones de la Bahía obedecen a la caída del consumo de tabaco, casi un 40% en los últimos cinco años, la dura competencia del tabaco de contrabando y, sobre todo, los costes laborales. Imperial Tobacco se hizo en 2008 con la tabaquera hispano-francesa Altadis y ese mismo año anunció un plan de restructuración e integración que afectaba directamente a las factorías españolas. La primera en cerrar sus puertas fue la de Alicante, mientras que la de Palazuelos, en Cáceres, y la de Cádiz asumían un duro plan de reconversión interior. Así, la factoría de Cádiz perdió ese mismo año dos de sus tres líneas de actividad y Palazuelos aguantó hasta 2011.

La cuenta de resultados de Imperial Tobacco no levanta cabeza. El beneficio neto de la tabaquera durante los seis primeros meses del año se ha situado en 744 millones de euros, lo que representa un descenso del 24,3% con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior.

Plazos

Los directivos de Imperial Tobacco trazaron el nuevo rumbo de la compañía en 2009. Así, mostraron su apuesta por las plantas españolas de Logroño y Santander. Igualmente dieron el paso para la construcción en la localidad polaca de Tarnovo del mayor centro de producción y distribución de tabaco de Europa. Precisamente esta planta se inauguró el pasado abril y ha sido la puntilla de la factoría de Cádiz. Los sueldos allí son cuatro veces más bajos que los que se pagan en Cádiz y hasta cinco puntos por debajo de Reino Unido y Francia. De esta forma, la planta polaca está llamada a convertirse en el gran centro logístico de la multinacional.

El anuncio de cierre ordenado de la planta de Cádiz ha llevado a una negociación complementaria durante las dos últimas semanas entre los responsables de Recursos Humanos de Imperial Tobacco y los representantes sindicales de los trabajadores con el objetivo de extinguir cuánto antes los contratos de sus 76 empleados. La empresa ha ofrecido prejubilaciones, bajas incentivadas y traslados. Así, 60 empleados, mayores de 51 años, estaban incluidos directamente por edad en la regulación de empleo desde el primer momento, sin embargo, el comité de empresa ha tratado de «salvar» a otros diez. Para ello presentó a la empresa un plan que consistía en mantener abierta la factoría, al menos, dos años más. El comité pedía que el stock de los almacenes de Cádiz, unas 28.000 toneladas, se trasladara a Logroño en lugar de a Francia, como contempla la multinacional. De esta forma se daba salida a la mercancía de una forma natural. Estos dos años de demora permitían incluir a otros diez compañeros en el ERE. Sin embargo, Imperial Tobacco no ha aceptado. Finalmente, «salva» a tres trabajadores mediante su presencia directa en la planta durante los cuatro meses que durará el desmantelamiento y posterior venta de la maquinaria a la chatarra.