FÚTBOL SALA GADITANO

Nunca los límites y el poco espacio de una ciudad como Cádiz fueron tan beneficiosos para un deporte como el fútbol sala. La falta de grandes campos de fútbol en la capital gaditana ha propiciado que muchos niños comiencen desde pequeños a jugar al hermano menor del deporte rey. Ello, unido a la facilidad para practicar un deporte que cuenta con múltiples pistas en cada colegio de la ciudad, hacen que cualquier gaditano o gaditana empiece a amar el fútbol sala desde bien temprano.

Por supuesto, todo esto ha repercutido en la gran cantidad de jugadores que ha salido de tierras gaditanas. Más de uno triunfa actualmente en la División de Honor del fútbol sala nacional, incluso el propio Jesús Aicardo ya sabe lo que es ser subcampeón del mundo con la selección. Situación similar en categoría femenina, donde equipos como el Copmon son un referente, al ser la entidad deportiva de la ciudad que compite en la categoría más alta (Segunda División).

Sin embargo, quiero acordarme en estas líneas de otro club que también ha dado mucho al fútbol sala gaditano, y por ende, al nacional. El Virgili. Parecen lejanos aquellos partidos en el Pabellón Fernando Portillo, con un lleno hasta la bandera, donde el equipo panadero jugaba encuentros de la categoría de plata. Y ahora que ha conseguido el ascenso a Segunda B, el club gaditano tiene muy complicado poder competir en dicha categoría. Las dificultades para encontrar patrocinadores y apoyos económicos hacen muy complicado que el Virgili pueda afrontar la próxima temporada. Toda una pena para el deporte de esta ciudad, ya que compruebas como en muchos lugares al club de fútbol se le unen otras entidades que luchan por estar en lo más alto de sus respectivos deportes. Y es que parece que muchas veces obviamos todo aquello que puede hacer grande a nuestra ciudad.