Merkel, acompañada ayer por el presidente ruso, Vladímir Putin, en el marco de la celebración del Foro Económico de San Petersburgo. :: AFP
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La UE enemista a Turquía y Alemania

La tensión entre Merkel y Erdogan deriva en reclamos diplomáticos tras bloquear Berlín el proceso de adhesión del país otomano

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La falta de entendimiento entre Turquía y Alemania continúa rebasando límites. Apenas un día después de las reservas que llevaron a Berlín a bloquear uno de los capítulos relativos a la adhesión del país otomano a la UE, un sonoro cruce de reproches incendió el terreno diplomático. «Si la señora Merkel quiere usar otro país para su campaña electoral, que no sea el nuestro», espetó enfurecido el ministro de Asuntos Europeos del Gobierno de Ankara, Egemen Bagis. Sus palabras fueron el origen de un desencuentro que llevó a las autoridades germanas a convocar al embajador turco. Pocas horas después, el Ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan contraatacaba al hacer lo propio con el representante de la Cancillería.

«El embajador turco ha sido citado porque se han producido declaraciones oficiales que no son admisibles», explicó el portavoz del Ministerio alemán de Exteriores, Andreas Peschke, para quien los términos empleados por Bagis han suscitado una «gran incomprensión». «Nuestra posición va a ser expuesta con toda la claridad necesaria», prosiguió, si bien no explicó quién recibiría al responsable diplomático otomano puesto que el titular del organismo, Guido Westerwelle, se encontraba de visita oficial a Kiev. Con tono amenazador, Bagis ignoró el malestar de Berlín y fue un paso más allá. «Señora Merkel, espero que de aquí al lunes -fecha en la que se volverán a reunir los Veintisiete en Bruselas para debatir el ingreso de Turquía- usted sepa corregir el grave error en el que ha caído porque de lo contrario podría haber una reacción tajante», advirtió el ministro, al tiempo que se reafirmó en su creencia de que la postura de la canciller es una «maniobra barata» de cara a las elecciones legislativas del 22 de septiembre. En ese sentido, alertó en una entrevista al diario 'Hurriyet' de que «Sarkozy ya trató de usar a Turquía, pero las cosas salieron muy mal para él».

El ambiente de tensión se enrareció aún más con la filtración en medios de comunicación otomanos de un documento interno en el que el partido de Merkel se opondría a la integración de Turquía al club comunitario porque constituiría una «carga» demasiado importante. La formación conservadora CDU, que dirige la canciller, siempre defendió que una «asociación privilegiada» con Ankara resultaría mucho más adecuada que una adhesión plena. Pero tras hacer concesiones a su aliado de Gobierno, la fuerza política liberal FDP, la mandataria accedió a replantearse un posible del ingreso de Turquía a la UE.

«Dura» represión

La violencia empleada por Erdogan para acabar con las movilizaciones antigubernamentales, sin embargo, ha vuelto a poner de relieve los recelos de la canciller. Precisamente en una entrevista difundida hace cuatro días, Merkel reconoció que la represión de las manifestaciones era «demasiado dura». «Lo que pasa en Turquía no se corresponde a nuestra concepción de la libertad de manifestación y expresión», sostuvo.

El ingreso en la UE es una prioridad que en el país otomano se encuentra por encima de cualquier color político. Prueba de ello fue la carta que le envió a Merkel el líder del opositor Partido Republicano del Pueblo, Kemal Kiliçdaroglu, para solicitarle que no bloquee las negociaciones. El Gobierno, por su parte, volvió a destacar la importancia que supondría el ingreso al club comunitario, pero no sin antes arremeter de nuevo contra Bruselas. «Los países de la UE siempre buscan excusas para bloquear la entrada de Turquía», denunció el viceprimer ministro, Bekir Bozdag.