Policías antidisturbios turcos arrestan a varios manifestantes durante las manifestaciones en un parque de la ciudad de Izmir. :: EFE
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La UE enfría la adhesión de Turquía

Alemania y Holanda bloquean un capítulo relativo al ingreso de Ankara para condenar la represión de Erdogan durante las protestas

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El uso desproporcionado de la violencia al que ha recurrido el Gobierno turco para reprimir las protestas ha hecho rebrotar los recelos de la UE en el camino hacia la adhesión del país otomano. Conscientes de que el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, se ha mostrado inflexible en su decisión de reprimir las manifestaciones pese a los llamados de atención de Bruselas, Alemania y Holanda bloquearon ayer la apertura de nuevo capítulo de las negociaciones. No es casualidad. Sobre todo después de que en los últimos días la tensión escalara peldaños entre el mandatario otomano y la canciller germana, Angela Merkel.

Merkel, que dijo sentirse «horrorizada» por las escenas de brutalidad policial en Turquía, recibió una dura respuesta por parte de Erdogan, que llegó a calificar a la UE de «antidemocrática» por mostrarse parcial en sus críticas y cuestionar el trabajo de las fuerzas de seguridad. La evidente falta de entendimiento se contagió ayer a la mesa de negociaciones en las que se debate el ingreso al club comunitario. Una cuestión que afecta de lleno las aspiraciones del país otomano, cuyo Ejecutivo consiguió relanzar las conversaciones hace apenas cuatro meses después de tres años de parálisis y no sin antes amenazar con aliarse a Rusia y China.

Las protestas, sin embargo, han devuelto al primer plano las antiguas reticencias de países como Alemania. Aun así, la renuencia de los embajadores permanentes de Berlín y Ámsterdam a abrir el capítulo 22 -sobre Política Regional- se interpreta más bien como un toque de atención para que Ankara corrija el rumbo autoritario del que se le acusa. De hecho, se espera que el lunes los Veintisiete vuelvan a reunirse para abordar la cuestión con vistas a celebrar el 26 de junio la Conferencia de Adhesión entre la UE y Turquía.

El clima de inestabilidad en el país otomano ha reflejado la disparidad de criterios en Bruselas sobre el modo de actuar en estas circunstancias. Mientras Alemania y Holanda han impedido la necesaria unanimidad en el capítulo 22 al esgrimir que no es el momento idóneo para avanzar, los otros 25 miembros han coincidido en su mayoría en que es precisamente la ocasión idónea para tender la mano y ofrecer más diálogo con Europa. La Alta Representante de Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, y el comisario de Ampliación, Stefan Füle, coinciden en que es necesario abrir además el capítulo 23 y 24, sobre Libertades Fundamentales y Derechos Humanos, así como Asuntos de Interior, Justicia y Seguridad. Bajo su punto de vista, un impulso de este tipo debe realizarse «lo antes posible» porque es la mejor manera de influir positivamente en Turquía.

En lo que todos los miembros del club comunitario se han mostrado de acuerdo es que se debe impulsar el diálogo entre el Gobierno de Erdogan y los manifestantes. También recalcaron que la libertad de expresión es un derecho que no debe ser vulnerado en ningún caso. En ese sentido, Füle denunció el «silencio ensordecedor» de los principales medios de Turquía por su falta de cobertura durante los inicios de las protestas y reclamó investigar violencia ejercida contra periodistas.

Los requerimientos de la UE fueron respondidos por Ankara en la misma línea de los últimos días. El ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, rechazó la postura de algunos miembros de los Veintisiete respecto a las manifestaciones. «Cuando había protestas en capitales europeas, nosotros no afirmábamos como hacen ellos que 'hay dos turquías'», dijo. Del mismo modo, advirtió de que ha pedido la elaboración de un informe para conocer cómo los Estados extranjeros han informado de los disturbios. «Veremos qué esfuerzos se han hecho para crear una percepción contra Turquía».