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Los amigos de Bretón no creen que perdiera a los niños por su afán controlador
Los empleados de la gasolinera se extrañaron del acopio de 250 litros de gasoil en los días previos
CÓRDOBA. Actualizado: GuardarEl afán controlador de José Bretón, sobre todo con sus hijos, llamó la atención de los amigos del matrimonio y ese rasgo es el que hizo que muchos dudaran de que hubiera podido perderlos en un parque de Córdoba. Además, los empleados de una gasolinera expresaron su extrañeza por el acopio de gasoil que el acusado hizo en los días previos a la desaparición de los niños; llegó a adquirir hasta 250 litros.
Una quincena de amigos y conocidos de Bretón declararon ayer en la cuarta sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Córdoba. Los padres de los compañeros de colegio de Ruth y José explicaron que tenían la imagen de él como un padre siempre pendiente de sus hijos, «excesivamente protector» y estricto. Los testigos contaron como «se transformó» tras la separación de su esposa Ruth Ortiz, a la que se refería en términos descalificadores e insultos. «Parecía muy rabioso y resentido», declaró una de las madres, que aseguró que Bretón llegó a comentar que «iba a pelear hasta el final» por la custodia de los pequeños.
La tendencia a controlarlo todo fue corroborada por los propios amigos del acusado, que dudaron de que hubiera perdido a los niños porque siempre estaba muy pendiente de ellos. Tampoco creyeron que los niños pudieran ir a 15 o 20 metros por delante suyo, como dijo que andaban cuando los perdió de vista.
Uno de estos amigos, que le conocía desde hace más de una década y fue compañero suyo en la misión militar en de Bosnia, fue la primera persona a la que Ruth avisó tras la desaparición. Acudió a la finca de Las Quemadillas, y se extrañó de que tanto Bretón como su familia «permanecían excesivamente tranquilos». «Yo mismo estaba más inquieto y no eran mis hijos», comparó, y subrayó que cuando le hizo notar su calma, Bretón respondió con un «qué quieres, no me sale estar más nervioso».
Según indicó, los más afectados eran los abuelos paternos, que llegaron a decirle que «no sabían dónde iba a acabar esto». El padre de Bretón, cuando éste ya estaba detenido, incluso le comentó entre lágrimas que «los niños ya estaban en el cielo». «Yo hubiera puesto mi mano en el fuego por él», aseveró, «le creí hasta que aparecieron los restos óseos, desde ese día para mí está muerto».
Seis veces
También declararon los trabajadores de la gasolinera de Huelva donde Bretón compró 250 litros de combustible en tres semanas. La administrativa aseguró haberle visto como «mínimo seis veces», y que el 7 de octubre, un día antes de que desaparecieran los niños, se llevó 70 litros en garrafas que introdujo en el maletero de su vehículo. Ninguna de ellas fue localizada por la Policía, pese a que el acusado aseguró que llenó el depósito tras el viaje de vuelta a Córdoba y sobraron al menos 20 litros.
La sesión se cerró con el testimonio de una amiga de Bretón, a la que no veía desde hacía diez años y a la que llamó para quedar con ella ese fin de semana. No le quiso contar qué hacía, salvo un escueto «estoy colaborando en una investigación policial». La mujer preguntó entonces si no sería José Bretón, a lo que respondió «ya hablaremos», y sospechó que su intención era entablar una relación para usarla a ella de coartada.