Rajoy insta a «perseverar» porque todavía estamos en el «prólogo» de la salida de la crisis
El presidente comparte con la CEOE un discurso de «esperanza», que no de «relajación», tras frenar la economía su caída en el segundo trimestre
MADRID. Actualizado: Guardar«Estamos en el buen camino, pero hay que perseverar». Con este mensaje quiso animar ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a los empresarios a continuar apoyando sus reformas -aunque en la letra pequeña difieran de algunas de ellas y echen en falta otras- porque «hay motivos para la esperanza y para convencernos a todos de que es posible la recuperación», en cuya «primera página del prólogo» nos encontraríamos ya, a su juicio.
Sin embargo, el jefe del Ejecutivo decepcionó en parte a la mayoría de los 1.200 asistentes a la asamblea general de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que esperaban algún anuncio concreto por su parte, sobre todo una rebaja de su fiscalidad. De hecho, en las intervenciones previas a la suya, tanto el presidente de la patronal, Juan Rosell, como el responsable de su comisión de Economía, José Luis Feito, le emplazaron a rebajar el tipo general del impuesto de sociedades «en compensación» por la eliminación de buena parte de las deducciones que disfrutaban antes.
Y ello pese a reconocer el propio Feito que dicho tipo todavía está entre los más bajos de la Unión Europea. Pero Rajoy no estaba para nuevos anuncios, y menos aún si conllevan un coste económico estimable. De hecho, su discurso ante la teórica élite del empresariado español -desde pequeños y medianos ante los más grandes, como Isidro Fainé, presidente de La Caixa y destacado dirigente del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC), el 'lobby' creado por las principales compañías del país- mezcló los mensajes de ánimo, con cierta autocomplacencia por lo realizado aunque sin dormirse en pretendidos laureles.
Tan vacuo resultó en algunos momentos el discurso del presidente que fue el ministro de Economía, Luis de Guindos, quien desde Santander (donde participó en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo) anunciara los únicos datos nuevos del día -Rajoy se limitó a hacer balance de las cifras ya conocidas de ajuste del déficit público-. La economía española está frenando su caída entre abril y junio, período al final del cual registrará una tasa intertrimestral «cercana a cero», frente a la bajada del 0,5% entre enero y marzo. A su juicio, España está «dejando atrás la recesión», aunque precisó que no quería «echar las campanas al vuelo» pues «este proceso se puede caer».
«Realismo positivista»
Ese aparente optimismo, o «realismo positivista» como intentó definirlo el propio Fainé en su intervención ante la asamblea -en la que dijo que, sin ser «cenizos» ni «ilusos», sí se puede afirmar que la economía española «está llegando a un período de inflexión», mientras las dudas sobre el crecimiento «se van despejando»-, fue compartido por los dirigentes de la CEOE. Desde Rosell, quien advirtió de que los empresarios «no nos conformamos con una recuperación lenta», hasta Feito, quien vio claro que esta ya ha llegado, de modo que «la cuestión ahora es saber con qué vigor y ritmo vamos a crecer este año y, sobre todo, en 2014 y 2015».
El presidente del Gobierno, en apariencia más cauto, evitó entrar en el juego de los plazos. Defendió que «estamos yendo por el buen camino y lo vamos a recorrer hasta el final», convencido de que sus reformas «están sirviendo para salir de la crisis». E incluso enumeró las que va a aprobar en las próximas semanas el Consejo de Ministros, conocidas desde hace tiempo y comprometidas ante la Comisión Europea: unidad de mercado, ley de emprendedores, reforma de las administraciones...
«Nos fijamos un rumbo y no nos vamos a separar de él», dijo Rajoy para reforzar su discurso de que el Gobierno «tenía y tiene plena confianza en lo que ha hecho y lo que está haciendo». Respondió así al presidente de la CEOE, quien en su intervención previa dejó claro al jefe del Ejecutivo que «la única opción que no es válida es no tomar decisiones». «No caben ni la relajación ni la complacencia», abundó Rosell, puesto que «muchas dificultades persisten». Por ello, añadió, «hay que seguir avanzando en las reformas sin romper cohesiones, pero tampoco siendo prisioneros de ciertos 'status quo'», un mensaje que tenía como destinatarios velados a los líderes sindicales a los que él mismo había invitado a la asamblea.
En su intento por hacer algún guiño a los empresarios que no le comprometiera -Rosell le pidió expresamente que no hubiera más subidas de impuestos porque «destruirán actividad y empleo»-, Rajoy se mostró «consciente» de sus dificultades para acceder al crédito, aunque aseveró que las medidas para el sector financiero darán frutos «más pronto que tarde». No obstante, les animó a buscar fórmulas de financiación alternativas a la bancaria, «que funcionan bien en otros países». Y concluyó pidiendo su apoyo para que en España «se nos vea tan bien como se nos empieza a mirar desde fuera».