EE UU y la UE abrirán la negociación del tratado de libre comercio en julio
Barroso empaña la puesta de largo de los contactos al acusar a Francia de «reaccionaria» por su férreo blindaje del sector cultural
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEstados Unidos y la UE escenificaron ayer el lanzamiento de las negociaciones del mayor tratado de libre comercio de la historia. Los líderes de ambos bloques aprovecharon el marco de la cumbre del G-8 que se celebra en Irlanda del Norte para anunciar el inminente inicio de los contactos técnicos. Aunque el diálogo puede prolongarse hasta dos años, los especialistas se sentarán a la mesa por primera vez en julio para explorar las alternativas de un acuerdo que podría generar dos millones de empleos. La puesta de largo de las conversaciones se vio empañada por las duras críticas de Bruselas a Francia, que ha logrado excluir del pacto todo el sector audiovisual.
El primer ministro británico, David Cameron, ejerció de anfitrión en la presentación oficial de las negociaciones. «Esta es una oportunidad que se produce una vez en cada generación y no podemos dejarla escapar», remarcó el líder conservador en un acto junto a Barack Obama y los dos presidentes de la UE, Herman Van Rompuy y José Manuel Durao Barroso. Todos ellos, que comparecieron sin corbata para enfatizar el carácter informal del G-8, destacaron las posibilidades que ofrece una zona transatlántica de libre comercio. Según detalló Cameron, el acuerdo inyectaría 120.000 millones en la economía europea y 95.000 en la norteamericana.
El pacto entre ambos bloques implica, esencialmente, eliminar los aranceles en los intercambios comerciales y unificar decenas de estándares regulatorios. La UE pone la industria automovilística como ejemplo. Con el pacto en vigor, los fabricantes no tendrían que pagar tarifas aduaneras ni pasar exámenes dobles de seguridad para homologar los vehículos. La fundación alemana Bertelsmann estima que España sería el cuarto país más beneficiado con la creación de 143.000 empleos gracias al aumento de exportaciones e inversiones. Solo EE UU, Reino Unido y Alemania registrarían un impacto positivo mayor.
«Creo que podemos forjar una alianza económica tan fuerte como las que tenemos en el campo de la diplomacia y la seguridad», auguró Obama antes de reconocer que las negociaciones serán un «desafío». «Habrá dificultades y sensibilidades que tendremos que abordar», agregó. El presidente norteamericano es consciente de que existen diferencias en sectores como la agricultura, donde la UE es muy reacia a avanzar en áreas como los transgénicos. Ante las fricciones que pueden aparecer, no se descarta que los propios líderes tengan que reunirse para impulsar los contactos. Van Rompuy admitió que podrían emerger problemas complejos.
«Retractarse o dimitir»
Las dificultades ya empezaron a evidenciarse la semana pasada durante la reunión de los titulares de Comercio de los Veintisiete que dieron el visto bueno a las negociaciones. Pese a no contar con el apoyo de ninguno de los socios, Francia amenazó con vetar el pacto si no se excluía la industria cultural. Para salvar el bloqueo galo, los responsables europeos aceptaron dejar fuera el mundo audiovisual en la primera fase de los contactos, aunque podría recuperarse más adelante. Washington todavía no ha reaccionado, pero se teme que pueda exigir un trato similar para un sector en concreto, lo que provocaría recelos en los socios.
Barroso, que ha apostado fuerte por el pacto, no ocultó su enfado con París en una entrevista que ha levantado ampollas. «Algunos dicen que pertenecen a la izquierda, pero en realidad son extremadamente reaccionarios», subrayó en unas declaraciones que se han interpretado como un ataque a François Hollande. El presidente galo evitó ayer azuzar la controversia e indicó que prefería no «creer» las palabras del jefe de la Comisión. En cambio, el secretario nacional del Partido Socialista francés, Christophe Cambadélis, tachó las afirmaciones de «desconcertantes e intolerables». A su juicio, el líder comunitario debería «retractarse o dimitir».