MUNDO

El jefe del espionaje estadounidense da la cara

El general Alexander defiende que las polémica escuchas han prevenido «docenas de ataques terroristas»

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Su trabajo es secreto, y por lo mismo, no está acostumbrado a la luz de los focos. El que algunos consideran el hombre más poderoso del mundo, o por lo menos, a cargo de la mayor maquinaria de espionaje que existe, no contesta preguntas de la prensa. Lo suele hacer James Clapper, director de Inteligencia Nacional, un cargo que depende directamente del presidente, creado por George W. Bush para coordinar y supervisar las distintas agencias. Pero es la que dirige el general Keith Alexander la que durante la última década ha estado almacenando las comunicaciones de medio mundo.

El martes estaba citado en el Senado para explicar cómo se prepara su país para la guerra cibernética, pero para muchos senadores su comparencia era la oportunidad de pedirle explicaciones de lo que realmente preocupa estos días a la opinión pública: el masivo programa de vigilancia que un confidente reveló la semana pasada a los diarios The Guardian y The Washington Post.

Como Clapper, el general está indignado. Cree que las revelaciones de Edward Snowde, un joven de 29 años que trabajaba para una de las muchas empresas que subcontrata su agencia, han hecho «un gran daño» a la seguridad nacional. «No tengo ninguna duda de que como consecuencia de esto perderemos capacidades, y que no solo Estados Unidos sino también los aliados que nos ayudan ya no estarán tan seguros como hace dos semanas».

Según él, este programa que tanto incomoda al 45% de los estadounidenses y a un porcentaje mayor en el extranjero, ha servido para evitar «docenas de atentados terroristas en Estados Unidos y en el extranjero», insistió. No quiso dar un número exacto, porque dijo tener que consultarlo con otros altos cargos del Pentágono, y porque sería difícil decir cuál de los dos programas de espionaje, el de escuchas telefónicas o el que vigila las comunicaciones por internet, es responsable de abortar esos atentados en potencia. «Se complementan uno a otro a la hora de ayudarnos a identificar diferentes acciones terroristas para poder desmantelarlas», explicó. «La realidad es que trabajan juntos».

Ayer, en privado, explicó a los senadores los detalles de esas capturas, que, según dijo, se harán públicas la semana que viene para que la sociedad pueda cuantificar la contribución de su pérdida de intimidad. Avanzó algunos nombres, como el de Najibullah Zazi, un emigrante afgano nacionalizado estadounidense que residía con su familia en Colorado.

El programa PRISM, que cuenta con la invaluable ayuda de gigantes de internet como Skype, Microsoft o Apple, fue el responsable de detectar en el extranjero alguna comunicación de email, chat o llamada digital con Zazi.

«De ahí, el programa de llamadas telefónicas encontró conexiones (de Zazi) con miembros de otras comunidades, específicamente en la ciudad de Nueva York». Las autoridades le detuvieron en septiembre de 2009, acusado de planear un atentado suicida en el metro neoyorquino a hora punta. Su padre y dos compañeros de instituto residentes en el neoyorquino barrio de Queens fueron detenidos como cómplices.