Muere el primer paciente trasplantado de cara en España
El cirujano Pedro Cavadas le operó, en 2009, tras haber perdido el rostro por complicaciones con la radioterapia
MADRID. Actualizado: GuardarEl primer trasplantado de cara de España, operado por el cirujano Pedro Cavadas en el Hospital La Fe de Valencia, ha fallecido a causa de una enfermedad previa y ajena a este trasplante, que fue realizado en agosto de 2009, según confirmó la Consejería valenciana de Sanidad. El trasplante era el primero del mundo que se realizaba con un segmento de lengua y la mandíbula, incluida la dentadura inferior.
El paciente, que tenía 43 años en el momento del trasplante, había perdido el rostro hacía once, debido a complicaciones con la radioterapia. Tras la intervención, debía someterse a un proceso de dos años de rehabilitación y estuvo ocho meses residiendo en Valencia junto a su madre. De esa manera Pedro Cavadas podía realizar el seguimiento 'in situ'. Posteriormente regresó a Canarias, de donde era originario, para continuar allí el tratamiento bajo control médico.
La pasada primavera, el paciente tuvo que ingresar de urgencia en el Hospital de Manises, donde Cavadas tienen reservada una planta para sus enfermos. El estado de salud del trasplantado empeoró de forma crítica, lo que obligó a mantenerlo bajo vigilancia las 24 horas. En esa época, el trasplantado no se podía alimentar por la boca y solo lo hacía a través de una sonda conectada a su aparato digestivo, como antes de ser intervenido.
Su fallecimiento se hizo público tras conocer que el primer trasplantado bilateral de piernas fue sometido meses atrás a una amputación de las extremidades que se le injertaron debido a una complicación que sufrió por una enfermedad distinta al trasplante. Se da la circunstancia de que éste fue también realizado por Cavadas.
La intervención se practicó porque el paciente, que recibió el doble injerto en julio de 2011, necesita una medicación para tratar la patología que padece. Y este tratamiento es incompatible con la terapia inmunosupresora que le permite que su cuerpo no rechace las piernas trasplantadas. Ante esta circunstancia, se optó por retirar las extremidades, eliminar los fármacos inmunosupresores y, así, tratar adecuadamente al enfermo con los medicamentos que precisa.
Fuentes del Hospital La Fe han aclarado que en estos casos, el protocolo de actuación indica que si el órgano trasplantado no es vital «debe extraerse del paciente para poder proporcionar tratamiento sobre la enfermedad que es la que presenta mayor gravedad y urgencia».