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Mursi eleva el tono en la disputa por el río Nilo
El presidente egipcio advierte de que «todas las opciones» están contempladas para evitar la construcción de la presa etíope
EL CAIRO. Actualizado: GuardarEgipto no busca la guerra contra Etiopía ni contra ningún otro país, pero baraja «todas las opciones». Las veladas amenazas que el presidente Mohamed Mursi lanzó contra Addis Abeba en un reciente discurso cargado de nacionalismo, elevan un grado más la tensión entre ambos países después de que Etiopía iniciara la construcción de una presa sobre el Nilo Azul. Pero Mursi también busca el rédito interno. Acosado por la oposición y en uno de los momentos más bajos de su mandato, el islamista no pierde la oportunidad de cerrar filas y buscar la unidad de sus ciudadanos en torno a un enemigo externo.
«Defenderemos cada gota del Nilo con nuestra sangre si es necesario», arengó el presidente el pasado lunes por la noche ante un auditorio lleno de islamistas enfervorizados, a los que pidió «unidad» para «enfrentarse a las amenazas que sufre el país». La disputa por el río se ha convertido en un asunto de Estado en Egipto desde que hace unas tres semanas Etiopía comenzara a desviar su caudal para iniciar la construcción de la gran Presa del Renacimiento en el principal afluente del Nilo, un megaproyecto que permitirá la producción de 6.000 MW de electricidad en un país con enormes carencias de desarrollo. Egipto teme que el caudal y su cuota se vean afectados.
Pero, pese a la preocupación que existe en el país árabe por el asunto de la presa, tanto entre el Gobierno como en la oposición, los críticos con el presidente no dejan de ver en este conflicto un intento de Mursi y los Hermanos Musulmanes por desviar la atención de los ingentes problemas internos. «Mursi está utilizando la crisis del agua del Nilo para combatir su pérdida de popularidad, la indignación de la gente y el boicot de la oposición (a sus llamamientos de diálogo nacional)», aseguró en un comunicado Mohamed Abdelaziz, uno de los miembros de la campaña 'Tamarod' (rebelión). Esta plataforma busca recoger más de 15 millones de firmas para exigir la convocatoria de elecciones anticipadas. El grupo ha convocado manifestaciones masivas de protesta para el próximo 30 de junio, cuando se cumple el aniversario del ascenso a la presidencia de Mursi.
El reparto de las aguas
El proyecto de la presa supone todo un reto para los acuerdos que regulan la partición de las aguas del río, que datan de 1929 y 1959, y que otorgan todo su caudal a Egipto y Sudán, mientras que impiden al resto de países ribereños sacar adelante cualquier obra que pueda alterar el caudal del Nilo. El embalse ha llevado la relación entre ambos países a una situación más que espinosa, especialmente después de la reunión que Mursi mantuvo el pasado 3 de julio con miembros del Ejecutivo y la oposición, en la que los políticos dieron rienda suelta a su imaginación y llegaron a proponer medidas tan disparatadas como la de apoyar a los rebeldes etíopes contra su Gobierno o que los servicios secretos egipcios boicotearan la construcción de la obra. En protesta, Addis Abeba llamó a consultas a su embajador en El Cairo.
Una comisión tripartita formada por técnicos etíopes, sudaneses y egipcios está estudiando las repercusiones de la presa mientras Addis Abeba asegura que el proyecto no afectará a la cuota del país árabe ya que no tiene previsto utilizar el agua embalsada para regadío. Pero Egipto no se muestra convencido. «No permitiremos que nuestros recursos hídricos se vean amenazados», zanjó el presidente.