PAN Y CIRCO

UN RESPETO A LA HISTORIA

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Dentro de un mes comienza la campaña de socios del Cádiz CF más triste de las últimas que se recuerden. Que sea la peor, dependerá de Alessandro Gaucci y su directiva. Y más que de su directiva, dependerá de sus fichajes. Ya se sabe que los iluminados que alumbran el lúgubre camino del italiano por estos lares descartaron hace un año nombres como los de Jonathan Sesma, Juanjo Bezares o Matías Pavoni que tan buenos recuerdos dejaron por Carranza no hace muchos años. Sus nombres fueron ignorados al tiempo que iban petando el vestuario de bultos sospechosos del tipo Sipo, Viyuela, Domingo y tantos otros que han fracasado en su corta y frustrante etapa de amarillo. Muchos dirán que esos jugadores que pertenecieron a la etapa del ‘once de Chapín’ ya nada más pueden dar aquí. Pues bien, un servidor, cómo no, discrepa. Está claro que Pavoni, por poner, no daría el ascenso al equipo, pero seguro que algunos euros más habrían entrando en las arcas del Cádiz en concepto de taquilla por sólo ver como se desenvuelve el argentino. Mucho antes de los Cases y demás ‘bacalás’ que han pasado por aquí dejando el equipo en Segunda B. Al margen del rendimiento deportivo –muy mal tendrían que haberlo hecho para hacerlo peor que el ‘Monteagudo’s Team’–, jugadores de aquella quinta de Espárrago ilusionarían a más de un cadista que ya no sabe que inventarse para darle esquinazo al partido del domingo de turno en Carranza de su (ex)Cádiz. Porque este equipo ya no hay quien lo reconozca. Ese divorcio de la afición con la grada se hará cada vez más insalvable si Gaucci sigue su política de gasto mínimo y jugadores sin un sentimiento que le una con el escudo y que, para más inri, no han empatado con nadie.

Por todo ello, un consejo para los actuales dirigentes cadistas. Si andan cortitos de dinero como todo hace indicar, recurran al corazón, que ese, al menos, no engaña a nadie.