
Elías Querejeta deja huérfano al cine español
Fallece a los 78 años el productor esencial del mejor cine de autor del último medio siglo
Actualizado: GuardarA Elías Querejeta le gustaba decir que su única patria era Hernani, sobre todo desde que su amigo Fernando Savater le descubriera que esa tópica frase de «mi patria es la infancia» no solo pertenecía a Saint-Exupéry, sino a otros muchos. Tenía idealizada la tierra de su niñez, y cuando le decías que eras vasco siempre preguntaba de dónde. «Yo soy de Hernani, ¿eh? ¡De Hernani!», remachaba. A Querejeta no le gustaban las entrevistas aunque era un gran conversador en una buena mesa entre amigos.
Acojonaba bastante. Si tenía un mal día podía responderte con monosílabos. Nunca le apetecía mucho hablar de las miserias del cine español, ese que él siempre conoció en crisis. Lo mejor era sacar el tema de la Real Sociedad y el gol que le metió al Madrid en Atocha el 9 de octubre de 1955. «Aquel día, Alfredo Di Stefano, el mejor jugador que he visto nunca, me dijo: '¡Vaya gol, pibe!'». Era un estilista en el terreno de juego. «Allí aprendí algo que sirve para la vida. Que hay actitudes nobles y actitudes sospechosas».
Elías Querejeta murió ayer en su casa de Madrid a los 78 años. Con su eterno aspecto de gnomo, de hombre sin edad como le ocurre a Roman Polanski, el productor fundamental del cine español llevaba meses muy enfermo, quizá porque ya no podía rondar por los platós y levantar una película controlando todo el proceso: desde que el germen del guion se apunta en una servilleta hasta el día en que llega a los cines.
Hace apenas cuatro días que su hija Gracia Querejeta contaba a este periódico que ya no quedaban productores como su padre, que no veía gente dispuesta a tomar el testigo de un cineasta que luchó primero contra la censura y después contra la falta de financiación. 'La caza', 'Cría cuervos', 'Peppermint Frappé', 'El espíritu de la colmena', 'El desencanto', 'El sur', 'Tasio', 'Los lunes al sol'. El mejor cine español del último medio siglo no se entiende sin la figura de un cineasta polémico e irónico, antítesis del productor con puro en su despacho.
A los 24 años colgó las botas porque tenía claro que el fútbol era una etapa transitoria en su vida. La universidad tampoco parecía su sitio: le echaron del primer examen en Químicas porque el catedrático le acusó de copiar y él le llamó mentiroso. Querejeta se pasó los cinco años de Derecho devorando películas en los cineclubes con Antxon Eceiza, su primer socio profesional. Hasta que en 1960 se instala en Madrid y comienza a producir cortos documentales y a escribir guiones.
Con Carlos Saura
Su fructífera colaboración con Carlos Saura arranca con 'La caza' en 1965 y se prolonga en trece largometrajes hasta 'Dulce horas' (1981). Sin esas películas es imposible entender la España de aquel tiempo. La censura obligaba a sembrar de simbolismos y metáforas las imágenes de 'Peppermint Frapé', 'La madriguera', 'El jardín de las delicias' o 'Ana y los lobos'. La Guerra Civil, la España cainita, la opresión de la familia y la religión... Querejeta logró incluso que Alfredo Mayo, protagonista de 'La caza' y estrella-fetiche del cine franquista, estampase su firma en un manifiesto contra el Régimen. Aquel filme obtuvo el Oso de Plata en el Festival de Berlín inaugurando la larga relación del productor con los festivales.
«La modernidad al cine español llegó con Elías Querejeta», alababa ayer Imanol Uribe. Productor-guionista, Querejeta se inmiscuía tanto en sus proyectos que a veces acababa mal con los directores, como con Víctor Erice en 'El sur'. Los misterios de la infancia y el laberinto mítico de la figura paterna también reverberan en otra obra maestra, 'El desencanto', crónica de la devastada familia Panero firmada por Jaime Chávarri, con quien repitió en 'A un dios desconocido'. Francisco Regueiro, Manuel Gutiérrez Aragón, Emilio Martínez-Lázaro, Ricardo Franco, Montxo Armendáriz y Fernando León le deben mucho. Como su propia hija, Gracia Querejeta, que debutó bajo su sombra protectora en 'El último viaje de Robert Rylands'.
Elías Querejeta fue asimismo pionero en denunciar la barbarie de ETA. Dirigida por Eterio Ortega, 'Asesinato en febrero' nació ante el impacto que le supuso el asesinato de Fernando Buesa y de su escolta. 'Perseguidos' denunciaba el drama cotidiano de «miles de ciudadanos vascos». A Querejeta le molestaba la identificación de vasco y nacionalista -«Sabino Arana se quedaría asombrado de mis apellidos»-, pero no se casaba con nadie, y también defendía hablar de indultos, «aunque duela», y apoyaba la excarcelación de Arnaldo Otegi y Rafa Díez Usabiaga. «No admito que nadie me diga que abra los ojos», sentenciaba el Premio Nacional de Cine en 1986 y Medalla de Oro de la Academia de Cine en 1998, que, aunque parezca imposible, no mereció el Goya de Honor.