Un hombre se inmola en un autobús y deja 47 muertos en China
La Policía identifica al suicida, de 59 años, que estaba enfurecido con el Gobierno porque le habían retirado la pensión
SHANGHÁI. Actualizado: GuardarChina no está acostumbrada a los sabotajes y a las explosiones provocadas, pero sí a que los usuarios del transporte público viajen con todo tipo de sustancias nocivas e inflamables. Por eso, cuando la población de la ciudad costera de Xiamen supo que un autobús había quedado calcinado tras una detonación, lo primero en lo que pensó fue en un accidente.
Pero la Policía confirmó ayer que fue un «acto criminal» lo que acabó con la vida de 47 personas y provocó heridas en otras 34. No en vano, los investigadores han encontrado restos de gasolina en el vehículo -propulsado por diésel- y han confirmado que el tanque estaba lleno y que las ruedas permanecían intactas.
A través de un comunicado difundido por internet, los agentes aseguraron ayer por la tarde que habían identificado a un sospechoso, cuya fotografía captaron cámaras de videovigilancia poco antes de la explosión. Poco después, las autoridades de Xiamen afirmaron que, según las muestras de ADN obtenidas en el autobús, el presunto asesino murió en el interior del vehículo con el resto de sus víctimas. Se trata de Chen Shuizong, un hombre de 59 años que, de acuerdo con las notas que la Policía encontró en su casa, percibía una pensión de supervivencia que el Gobierno decidió retirarle por razones que se desconocen. Chen estaba en desacuerdo con esa medida y, en un momento de desesperación, optó por mostrar su furia de la forma más extrema.
Una bola de fuego
Los supervivientes de la explosión contaron que primero olieron un olor extraño, alguien incluso preguntó quién había entrado con gasolina, y que luego el autobús se convirtió en una bola de fuego. En diez minutos quedó reducido a un amasijo de hierros ennegrecidos. «Mientras trataba de huir noté que alguien me aplastaba las piernas, y luego sentí una fuerte ola de calor», recordaba Jiang Xiatong, un pasajero de la parte trasera del vehículo, en declaraciones al diario 'Global Times'. Era la hora punta de la tarde y al menos 90 personas viajaban en el vehículo urbano.
A juzgar por los últimos mensajes publicados hasta el jueves por el propio Chen en su cuenta de Tencent Weibo, una red de microblogs similar a Twitter, el sospechoso se mostrada enfurecido con las fuerzas de seguridad porque no había conseguido que corrigiesen su edad para continuar cobrando la pensión. El hermano del sospechoso dio la cara ayer ante la prensa y ratificó que su carácter no era bueno y que estaba pasando una mala racha.
Aunque el hecho es raro en China, no se trata de la primera vez que ciudadanos del gigante asiático la toman con sus compatriotas en una exacerbada muestra de frustración por el funcionamiento del sistema. De hecho, en 2009 un parado hizo lo mismo que Chen en la ciudad de Chengdu, capital de la provincia de sichuan, donde prendió fuego a un autobús y provocó la muerte de 28 personas. Más recientemente, varias localidades del país se han visto sorprendidas por ataques contra niños en guarderías.