Un miembro de las tropas de El-Asad recorre en bicicleta las calles de Qusair tras ser conquistada. :: MOHAMED AZAKIR / REUTERS
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Reconquista estratégica para El-Asad

La tropas leales al régimen conquistan Qusair después de dos semanas de sangrientos combates con los rebeldes

ESTAMBUL. Actualizado: Guardar
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Las fuerzas leales a Bashar el-Asad están de enhorabuena y proclaman su victoria tras la conquista de Qusair, en lo que el presidente definió como «la madre de todas las batallas» debido a la importancia estratégica de esta ciudad. Después de dos semanas de combates, el Ejército emitió un comunicado para anunciar la toma del principal bastión y centro de suministro de la oposición armada en la frontera libanesa. «Al alba nuestras fuerzas armadas pudieron restablecer la seguridad en Qusair y limpiarla después de una serie de operaciones delicadas en esta ciudad y en las localidades aledañas», se podía leer en el texto difundido por la agencia Sana, en el que las fuerzas armadas alertaron de que «no dudarán en aplastar a los hombres armados, donde quiera que se encuentren y en cada rincón del territorio sirio».

Los medios oficiales ofrecieron imágenes de blindados y tanques entrando a las calles del centro de esta ciudad reducida a ruinas, que antes de la guerra tenía 30.000 habitantes, la mayoría suníes. El escepticismo inicial ante el anuncio de las autoridades -no es la primera vez que cantaban victoria- se disipó cuando la Coalición Nacional Siria (Cnfros) admitió el obligado «repliegue de nuestros hombres durante la noche» ante el inminente asalto de los enemigos.

El brazo político de la oposición armada denunció «el enorme desequilibrio de fuerzas» entre ellos y «el régimen de El-Asad y las milicias iraníes que lo apoyan», en referencia al Hezbolá libanés que, como reconoció el propio presidente, está combatiendo en suelo sirio. Esto llevó a Salim Idriss, comandante de las fuerzas rebeldes, a amenazar con llevar su lucha a «Líbano para combatir a los milicianos de Hezbolá», una amenaza real como se ha visto en los choques de la última semana y en los ataques con morteros contra el feudo del partido chií en Beirut. Precisamente ayer el número dos de la milicia libanesa, Naim Qassem, insistió en que la toma de Qusair demuestra que los intentos de Estados Unidos e Israel para derrocar al régimen son «ilusorios».

Pese a la derrota en esta batalla, el Cnfros, que pidió una vez más la inmediata intervención de la ONU para proteger a los civiles, aseguró que «la bendita revolución continuará y la victoria estará del lado de los que militen por la buena causa, de los que resistieron frente a la injusticia y la opresión y defendieron a sus compatriotas de la forma más maravillosa que existe».

Retraso de la cumbre de paz

En Damasco la noticia supuso un nuevo aliento para los seguidores del presidente, que, después de meses de incertidumbre, empiezan a creer en la victoria final del Ejército. Qusair ha sido durante los más de dos años de alzamiento contra El-Asad el punto de entrada y salida principal de armamento y milicianos que acudían a combatir en el centro de Siria. Este punto es también clave para controlar la carretera que une Damasco con la costa mediterránea y las montañas donde reside la minoría alauí, secta del chiísmo a la que pertenece el presidente y cuyos jóvenes nutren la primera línea de combate en el lado leal a El-Asad.

La victoria del Ejército, que ahora podría continuar su avance hacia las posiciones opositoras en el norte del país, se produce al mismo tiempo que Rusia y Estados Unidos trabajan en la celebración de una cumbre de paz de Ginebra «que no se celebrará en junio», tal y como estaba previsto, declaró el enviado especial de la Liga Árabe y la ONU a Siria, Lajdar Brahimi. «Los sirios aún no están preparados (...). La oposición tiene mucho trabajo por delante antes de la conferencia», señaló el diplomático argelino, que se mostró «avergonzado» por no poder celebrar el encuentro lo antes posible.