Futuro Fernández
Actualizado: GuardarAbrió el precinto del envío con fervor. Era su autorregalo para celebrar el nonagésimo aniversario como concejal. José Blas sacó el contenido con pulso de relojero antiguo y miró el mechón dorado e incorrupto que conservaba en la urna que presidía su despacho, un homenaje. Acababa de recibir la pieza que faltaba en su precioso y preciso 'Multapenetrator 3000', maquinote perfeccionado durante décadas, para predecir las infracciones de tráfico.
Todo comenzó 70 años atrás, cuando vio una película: 'Minority Report'. En ella, un actor fallecido ya, a los 110 años, Tom Cruise, era capaz de predecir los asesinatos con minutos suficientes para impedirlos. El decanérrimo de ediles gaditanos, deslumbrado al ver aquel viejo film en el Imperial, decidió convertir la fábula en realidad contable. Se obsesionó con la búsqueda de un sistema capaz de prever las violaciones de los conductores para, en vez de evitarlas como el héroe de ficción, sancionarlas. Profeta de la recaudación pública. Primero lo logró con los posos del café y luego, poco a poco, fue montando su 'frankenstein' adivino, en cuyas pantallas se veía quién y dónde iba a hacer una pirula con coche o moto, con minutos de antelación.
Empezó a usar sus poderes en 2013. En un Pleno, para debatir, un decir, los presupuestos. Dejó caer entonces, corría el 27 de mayo de aquel año, que los ingresos por multas se incrementarían al ejercicio siguiente en un porcentaje determinado. Espectadores y oposición se echaron al suelo aterrados. El concejal hacía público al fin su método para saber cuándo y dónde alguien aparcaría mal, superaría el límite de velocidad o se olvidaría el casco.
Algunos herejes (proetarras, perroflautas, rojos.) gritaron cándidos que era una barbaridad. Que suponía reconocer que, bien se dejaban pasar sanciones sin multar hasta ese momento, bien se iban a poner multas premeditadamente, al pelú, por puro afán recaudatorio. José Blas perseveró. Perfeccionó su método, impertérrito que diría el maestro. 40 años después, la Policía Local pone 63 multas por nanosegundo pero niega que sea con afán de hacer caja. Eso sí, cada vez que impone una, suena una campanita en el despacho del concejal.
Pudiera parecer casual pero al día siguiente de aquel Pleno memorable en el que nació la predicción de multas, un ciudadano de Cádiz -que podría ser usted, pero por desgracia soy yo- recibió dos notificaciones, 100 pavos cada una, por conducir a 52 kilómetros/hora por la Cuesta de las Calesas, limitada a 40. Ni siquiera aclara la sanción si fue cuando bajaba (que sería eximente).