
La DGT traslada al Congreso el debate de la obligatoriedad del casco en bicicleta
El nuevo Reglamento de Circulación, que prevé aumentar la velocidad hasta 130 km/h, no se aprobará hasta el próximo año
MADRID. Actualizado: GuardarLa directora general de Tráfico, María Seguí, trasladó ayer al Congreso de los Diputados el debate sobre la obligatoriedad del uso del casco por los ciclistas en vías urbanas. La reforma del Reglamento de Circulación que propone la Dirección General de Tráfico (DGT) no podrá ser realizada hasta, al menos, el próximo año, dado que como ayer puso de manifiesto la oposición, no se puede efectuar sin antes haber modificado la Ley de Tráfico y Seguridad Vial. También queda aparcado con el reglamento el incremento puntual de hasta 130 km/h de las velocidades máximas en determinados tramos de autopista y autovía.
Consciente de que aún queda bastante tiempo, aunque el anteproyecto de ley de Seguridad Vial será presentado al Consejo de Ministros de manera «inminentísima», Seguí emplazó a los diputados a crear una ponencia para estudiar si es necesario implantar como obligatorio el casco en la bicicleta cuando se circula por ciudad. Por este motivo, durante su intervención ante la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible, realizó una defensa a ultranza del casco como elemento «incuestionable para reducir las lesiones».
La máxima responsable de Tráfico presentó la bicicleta como vehículo 'estrella' en las políticas y proyectos de su «centro directivo». Según dijo, en España hay unos 20,5 millones de bicicletas, de las que 3 millones son utilizadas para desplazamientos a diario. Esto supone menos del 2% de los viajes que se realizan a diario.
Seguí expuso que los accidente en los que están involucrados los ciclistas son los únicos que no se reducen. En 2011 sumaron 4.526 siniestros, con 49 muertos, 589 heridos graves y 4.301 heridos leves, y «es precisamente en la zona urbana donde las cifras de heridos graves y leves alcanzan mayor notoriedad».
Por este motivo, el futuro reglamento quiere obligar a que se lleve siempre el casco en ciudad. María Seguí se defendió del aluvión de críticas y peticiones de dimisión que le han llovido desde distintos colectivos ciclistas y ciudadanos poniendo en valor las «recomendaciones del informe de la OMS» para su uso. Del casco dijo que reduce el riesgo de lesiones en la cabeza en un 70%. También citó que es obligatorio para todos los usuarios en Nueva Zelanda, Israel, Australia (en al menos 2 estados), 21 estados de EE UU, Colombia y Finlandia. Otros países recogen esta obligatoriedad para menores de edad, como es el caso de Canadá, Suecia, Japón, Islandia, Israel, Estonia, República Checa, Croacia y Eslovenia.
«La DGT no tiene ninguna duda respecto del efecto beneficioso del uso del casco y advierte de las opiniones diversas respecto de la conveniencia de la legislación para promover, si cabe más, su uso; reconocimiento del poder educativo de la ley y reconocimiento del hecho de que una gran mayoría de usuarios de la bicicleta ya se ponen el casco voluntariamente», apuntó.
Mejor recomendar
Desde los escaños de la oposición no tardaron en llegar las críticas. Para el portavoz del Grupo de CiU, Jordi Jané, la medida de imponer el casco por ley «puede ser precipitada» y se mostró más partidario de «fomentar, educar y divulgar, pero no por la vía imperativa».
Para el portavoz del Grupo Socialista, Carles Corcuera, lo mejor sería «recomendar» el uso del casco, porque dijo que desde la DGT «parece que buscan la extinción del ciclista en las ciudades». Corcuera dijo que se ha demostrado que el casco supone «un freno al uso y la promoción de la bicicleta» y una forma de «matar moscas a cañonazos», porque «la obligatoriedad de su uso sería una medida desproporcionada».
El diputado socialista, que afeó que la DGT se haya negado a reunirse con organizaciones como ConBici, «que conocen las características de los ciclistas urbanos, rechazó otra de las medidas que defiende el reglamento como es que las bicicletas puedan circular por determinadas aceras. «Es una medida que piden las ciudades que no han hecho sus deberes y no creen en la filosofía de las bicicletas» y en cambio «perjudica a las ciudades que han promovido la bicicleta y que han tenido que vencer las reticencias de diversos sectores», dijo.