Un Carnaval sin esencia
Actualizado: GuardarEl Apocalipsis carnavalesco se acerca. Lo veo, sin bola de cristal de las Pitorrisas ni nada. No hay que ser adivino, basta con ver los planteamientos de futuro que están haciendo algunos de los principales nombres de la fiesta. La fiesta del Falla, claro, que la de la calle, a menos que los chirigoteros ilegales indignados decidan que es mejor cantar en otras ciudades con menos policías malignos, nadie podrá arrebatársela a los gaditanos. Esa decisión de Juan Carlos, esa intención de los Carapapa y ese pensamiento que otros muchos ya están manejando de seguir sacando sus agrupaciones pero pasar del Concurso Oficial abre un camino peligroso. Cada cual puede hacer con su afición, su cabreo, su tiempo y su esfuerzo lo que quiera, pero me da a mí que ese querer ir por libre va a perjudicar al colectivo. Si faltan las punteras el público puede perder interés por el Concurso. Ya otros como Remolino o Gago han anticipado su mutis por el foro. Eso se puede notar en la venta de entradas, también en el esfuerzo de las televisiones por hacerse con los derechos de retransmisión. Y al final, la consecuencia es que el Carnaval de Cádiz tendrá menos eco, y después de eso habrá menos contratos, y después de eso, menos interés todavía por el Concurso del año siguiente, y así sucesivamente.
La esencia se puede ir al garete. No es sólo cuestión del Concurso, que también. Si una de las motivaciones de las agrupaciones para abandonar la competición del Falla es que la cuantía de los premios hace que no merezcan la pena tantos meses de esfuerzo, quien quita que a cualquiera se le encienda una luz en Sevilla, organicen un Concurso con formato restringido a la participación de los mejores, con tres o cuatro sesiones con nivel de semifinales, en un teatro con más aforo que el Falla y premios con más dotación. A ver lo que tardan Canal Sur y algunos patrocinadores en tirarse de cabeza a darle apoyo. Y con esto que llegaría, pues el fin del piropo a Cádiz, de la crítica a Teófila y la oposición. Porque digo yo que en un teatro en Sevilla o en una discoteca de Córdoba o de Torremolinos poco debe importar que La Caleta sea plata quieta o que Teo, Teo, Teo, hasta el nombre lo tenga feo. Habrá que esta al liquindoi, si es que nuestras expresiones no se pierden también por el camino.