Una reunión en enero de la dirección de los socialistas catalanes presidida por Pere Navarro (sexto por la derecha). :: INES BAUCELLS
ESPAÑA

El PSC medita acudir a las elecciones europeas junto con Iniciativa en vez de con el PSOE

La dirección de los socialistas catalanes, ante el enfado de la ejecutiva federal, afirma que se trata de un «error de interpretación»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La decisión no está tomada, pero el debate sí está abierto. El Partit del Socialistes de Catalunya dio ayer un paso más en el proceso de distanciamiento del PSOE y anunció que explora diferentes fórmulas de colaboración con Iniciativa per Catalunya (ICV) de cara a las elecciones europeas del año que viene.

Entre las diversas vías, la dirección del PSC, partido autónomo, con estatutos propios y asociado al PSOE desde hace tres décadas, apuntó un programa compartido, mecanismos para coordinar fuerzas en el Parlamento de Estrasburgo o incluso una candidatura conjunta. El portavoz del PSC, Jaume Collboni, citó el ejemplo de la Entesa Catalana de Progrés, la plataforma con la que el PSC e ICV se presentan juntos al Senado desde 2002, independientes del PSOE. Unas palabras que inmediatamente se interpretaron como que los socialistas catalanes se estaban planteando, por primera en siete citas electorales al hemiciclo europeo, presentarse en una lista al margen del PSOE.

La noticia causó malestar en la dirección federal socialista de la calle Ferraz de Madrid, que se apresuró a pedir explicaciones a sus socios catalanes. El desmentido llegó en seguida. Ante los «errores de interpretación», el PSC salió al paso con un comunicado en el que precisó que la oferta lanzada a ICV no significaba «en ningún caso» alterar la candidatura que PSC y PSOE presentarán de manera conjunta a las elecciones europeas.

La dirección del PSC descartó dejar plantado al PSOE, pero quiere estudiar un pacto a tres con ICV. El objetivo, según Collboni, es articular desde la izquierda un discurso contra los recortes.

El PSC apagó rápido el fuego, pero el episodio volvió a poner de manifiesto que hay una mar de fondo que va más allá de las listas de las elecciones europeas y del debate que se ha abierto en Cataluña sobre si hay que plantear candidaturas conjuntas de cara a las europeas. Por un lado, los socialistas catalanes están inmersos en una dura batalla interna, entre catalanistas y autonomistas, pero además el partido está en plena negociación con el PSOE para tratar de redactar un nuevo protocolo de relaciones entre las dos formaciones, que sustituya al que rige desde los años setenta.

Delegaciones de ambos partidos, encabezadas por Ramón Jáuregui y Elena Valenciano, por parte del PSOE, y Miquel Iceta y Antoni Balmón, por el PSC, llevan semanas tratando de reformar un protocolo que en esencia permite al PSC tener presencia en los órganos de dirección del PSOE y evita que el PSOE pueda presentarse como marca electoral en Cataluña.

Los socialistas catalanes, además, piden voz y voto propios en el Congreso, al menos en los asuntos que consideran que afectan directamente a Cataluña. Como es el caso de la consulta sobre la autodeterminación de Cataluña. Un tema del que el PSOE no quiere ni oír hablar y que hace tres meses provocó, después de que catorce diputados socialistas catalanes, todos menos Carme Chacón, decidieran saltarse por primera vez la disciplina de voto y apoyar una resolución de CIU e ICV a favor del referéndum, que ambos partidos estuvieran más cerca que nunca de romper amarras.

Riesgos de división

Asimismo, de puertas para dentro, desde hace años, el PSC, que se encuentra en el peor momento de su historia desde el punto de vista electoral, libra una batalla entre corrientes internas con la que corre el riesgo de partirse en dos. Los sectores más catalanistas abogan por una solución a la griega, con una Syriza catalana, junto a ICV y Esquerra, que trascienda las propias siglas del PSC y recorra sin ambages la transición nacional hacia el estado propio.

Por ello, la dirección de los socialistas catalanes que lidera el catalanista moderado Pere Navarro lleva tiempo buscando gestos que traten de calmar a esos sectores críticos, ya sea el que encabeza el soberanista Ernest Maragall o el más templado de Joan Ignasi Elena.