Doña Letizia: «No es lo mismo decir ayudas que rescate, reestructuración que recortes»
La Princesa de Asturias abre un seminario sobre la lengua española alertando del uso de la crisis como excusa universal
SAN MILLÁN DE LA COGOLLA. Actualizado: Guardar«La crisis se ha convertido en coartada para dejar de ser generosos y exigentes con nosotros mismos y con los demás, con los asuntos más privados o públicos». Para desmontar esa coartada conviene empezar por desmontar la palabra crisis en cuestión, su historia y significado, como hizo ayer Ángel Gabilondo en la lección magistral que abrió el Seminario de Lengua y Periodismo. Conocer la utilización secular de ese concepto quizás ayude a comprender por qué desde el ámbito personal hasta las altas esferas del poder político y económico la crisis se ha convertido «en la gran causa, la gran razón, la única, la gran justificación incluso de nuestras incoherencias», como argumentó el catedrático de metafísica y exministro de Cultura. Y quizás sea precisamente esa actitud de pensamiento crítico la vía para empezar a superarla.
'El lenguaje de la crisis' es el tema a debate en la octava edición del encuentro internacional organizado por Fundéu-BBVA (Fundación del Español Urgente) y la Fundación San Millán de la Cogollla, inaugurado ayer en el monasterio de Yuso, una vez más, por la princesa de Asturias. Junto a ella, participaron en la inauguración oficial de las jornadas, que se prolongan hasta hoy y en las que participan académicos y periodistas para analizar cómo la crisis está influyendo en los modos de expresión de los medios de comunicación.
Connotación positiva
«Crisis es 'cambio brusco', es 'mutación importante', es 'momento decisivo'», señaló su Alteza Real recordando las definiciones del diccionario para a continuación llamar la atención sobre el hecho de que la palabra ha sufrido un cambio semántico en el uso que de ella hacen los hablantes. «A estas alturas -señaló-quizás no sean muchos los que otorguen a la palabra crisis esa connotación positiva. O puede que sí. Aunque no estamos aquí para disertar sobre qué elementos o factores podrían ayudar a que esa 'mutación importante' diera como resultado al final del proceso una situación manifiestamente mejorada si la comparamos con la inicial».
Como periodista que fue, doña Letizia también advirtió de que la crisis «tiene su propio lenguaje y que su utilización también puede ser intencionada». «No es lo mismo -añadió- decir ayudas que rescate, recesión por crecimiento negativo o reestructuración en vez de recortes».
La Princesa subrayó su importancia en atención al interés de los ciudadanos: «Que la economía y todo lo que tiene que ver con ella importa más que nunca es una obviedad. Solo hay que ver, escuchar y leer lo que publica cualquier medio de comunicación».
La Princesa terminó su intervención con el deseo de que el seminario procure «guías claras para ser rigurosos y para afinar con las palabras lo que pensamos». «Los ciudadanos -concluyó-, periodistas o no, lo agradecerán».
Por su parte, el presidente de La Rioja, Pedro Sanz, se mostró convencido de que «lenguaje y realidad forman una especial simbiosis» y, en este sentido, señaló que la crisis «ha hecho que sean habituales en el discurso cotidiano palabras y términos antes restringidos a un sector muy concreto y exclusivo, como recesión, prima de riesgo, euríbor o fondos de inversión».
«El lenguaje de la crisis -agregó- nos muestra la capacidad del hablante para explicar la realidad y la facilidad con la que consensuamos nuevos significados para palabras ya existentes, creamos otras nuevas o usamos metáforas y eufemismos».
En esa tarea se aplica este seminario, con la intención de desmontar la idea de crisis y tal vez contribuir así a desmontar la crisis propiamente dicha. Aunque, como dijo Gabilondo con profunda mirada, «los tiempos son difíciles y complejos, y es lo que en general suele ocurrir. La vida no ha sido sencilla, tal vez casi nunca, muy en especial para algunos, para muchos. Ni ha sido ni lo es. Ello no alivia la crisis, pero antes de inaugurar otro mundo conviene hacernos cargo de lo que ya significa y de lo que con su elocuencia ya nos dice».