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Obama sale al contraataque
Los escándalos en varios departamentos del Gobierno obligan al presidente de EE UU a dar la cara después de cinco días
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarDurante cinco días Barack Obama se ha sentado detrás de la barra a observar «preocupado» o incluso «indignado» los escándalos que surgían en varios departamentos de su gobierno, como si no fuera con él. Ayer, por fin, salió al contraataque y tomó el mando de la situación, respondiendo con contundencia.
Su indecisión ha permitido que el incendio se propague. La oposición del Partido Republicano está dispuesta a arrojar a la hoguera al presidente, a sus ministros y hasta al próximo presidente demócrata, que puede ser la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, a la que culpan del atentado terrorista de Bengasi en el que murió el embajador Chris Stevens y otros tres estadounidenses.
El gobierno de Obama cometió el error inicial de tomarse una semana antes de evaluar los hechos públicamente. En ese tiempo sostuvo a través de la embajadora ante la ONU Susan Rice que los ataques respondían a una turba de manifestantes indignada por un vídeo antiislám producido en Los Angeles.
Esa versión de los hechos ha quedado enterrada. Ahora se sabe que el Gobierno tenía otro motivo para mantener en tinieblas lo ocurrido en Bengasi. El consulado era la tapadera para la mayor operación de la CIA en el Norte de África, pero eso no ha calmado a la oposición. Los republicanos creen que el gobierno encubrió los hechos porque dejó colgada a su propia gente al no proporcionar la seguridad necesaria para impedir los ataques ni enviar refuerzos cuando se produjeron.
El miércoles Obama autorizó la difusión de más de cien emails que dan fe de la confusión que reinaba en esos primeros días. Los congresistas republicanos siguen sin ven claro quién introdujo los cambios en el informe de inteligencia en el que se basó Rice para afirmar que se trataba de un ataque de manifestantes exaltados. Ayer Obama les respondió que si de verdad están tan preocupados por la seguridad de las embajadas deberían apresurarse a aprobar la ley de apropiación de fondos con la que pretende reforzarla. «Necesitamos trabajar juntos para rendir un verdadero homenaje a la memoria de esos estadounidenses valientes y poder garantizar la seguridad de nuestros puestos diplomáticos alrededor del mundo», pidió.
El frente de Bengazi seguirá ardiendo, pero también el de la prensa a la que ayer se enfrentaba Obama, durante la comparecencia conjunta con primer ministro turco Tayyip Erdogan. El viernes pasado la Agencia Associated Press supo que el Departamento de Justicia ha incautado el listado de todas las llamadas telefónicas hechas desde una veintena de teléfonos que utilizan más de cien de sus periodistas. Obama reconoció ayer que «en una democracia la libertad de prensa, la libertad de expresión y el flujo de información obligan al Gobierno a cumplir sus funciones sin caer en abusos», pero se mostró decidido a seguir pasando cuentas a los funcionarios soplones que filtren información sobre seguridad nacional.
«No me voy a disculpar. Las filtraciones de seguridad nacional pueden poner a la gente en peligro. Como comandante en jefe, la gente espera que me preocupe por las misiones en las que se juegan la vida. Es importante reconocer que cuando expreso preocupación por las filtraciones en un momento en que todavía tengo más de 60.000 tropas en Afganistán y un montón de agentes de inteligencia por todo el mundo en situaciones peligrosas es parte de mi trabajo asegurarme de que les guardamos las espaldas a la vez que acomodamos la necesidad de que el público esté informado».
Independencia mediática
Obama, que ha superado al gobierno anterior en funcionarios encarcelados por dar chivatazos a la prensa, dijo que éste puede ser un buen momento para revisar ese equilibrio de poderes. Por eso ha pedido al Congreso que estudie una propuesta de ley para garantizar la independencia del poder mediático.
De los tres frentes abiertos, el presidente ha sido más contundente con el de los Servicios de Recaudación de Impuestos (IRS) que señalaron en sus auditorías a grupos conservadores del Partido del Te durante el boom que dio lugar a miles de estas células. Todas se fundan como asociaciones sin ánimo de lucro exentas de impuestos, para lo cual tienen que cumplir con el requisito de no interferir en política. Un informe del IRS admite que sus funcionarios buscaron específicamente las palabras «Patriot» y «Tea Party» para someter a los solicitantes a un escrutinio adicional.
«Estoy indignado», dijo ayer Obama, que ha cesado del cargo al comisionado del IRS Steven Miller, «en parte porque yo soy una figura pública. Si otras administraciones futuras empiezan a utilizar las leyes de impuestos para favorecer a un partido o una visión política sobre otra todos somos vulnerables». El mandatario, sin embargo, ha salvado la cabeza de su fiscal general Eric Holder, responsable del Departamento de Justicia que reclamó las llamadas telefónicas de Associated Press. Ayer le renovó su confianza y dijo que espera que siga en el cargo «durante mucho tiempo».