Economia

La recesión más larga en la historia del euro

Bate el récord del 'crash' de 2008 tras sumar 18 meses de retrocesos, con Alemania como única esperanza y Francia en plena contracción

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La zona euro se ha instalado oficialmente en la recesión más larga de su historia. Eurostat anunció ayer que el PIB de los 17 socios de la moneda única acumula 18 meses consecutivos de caída tras confirmarse un retroceso del 0,2% en el primer trimestre de este año. Ni siquiera después del 'crash' de 2008, que se considera la mayor debacle global desde la Segunda Guerra Mundial, el club de la divisa común había sufrido un periodo de contracción tan prolongado. Los datos correspondientes al arranque de 2013 auguran un panorama incierto. Alemania mantiene el tipo y ha recuperado la senda del crecimiento, pero el segundo gran engranaje de la economía continental se ha frenado en seco. Francia no ha podido evitar la recesión y se enfrenta a un negro 2013.

Las cifras de Eurostat revelan la dureza de la crisis de la deuda en la moneda única, que ya ha superado en impacto al terremoto financiero provocado por el desplome de Lehman Brothers. Hasta ahora, el huracán procedente de Estados Unidos había causado los mayores destrozos en el PIB de la zona euro con cinco trimestres seguidos de contracción. Desde ayer, existe un nuevo récord, aunque las turbulencias de 2008 fueron mucho más graves y condujeron a un retroceso cercano al 3%. Según los cálculos de la oficina comunitaria de estadísticas, la caída actual resulta más moderada, pero carece de parangón desde 1995, fecha en la que arranca la serie histórica. Con alrededor de la mitad de los socios en recesión, el primer trimestre de este ejercicio se cerró con un -0,2% frente al -0,6% del cuarto de 2012.

Pese a la ralentización del deterioro económico, los datos reflejan un empeoramiento de la situación en países que habían resistido con tasas de PIB positivas. Finlandia, uno de los mayores defensores de la austeridad a ultranza, es un ejemplo ilustrativo, pero Francia llama la atención por encima de todos.

La economía gala se encuentra formalmente en recesión tras sumar dos trimestres de retrocesos, ambos con una caída del 0,2%. La contracción se explica por el agravamiento de casi todas las variables asociadas a la actividad, desde el consumo de las familias al comercio exterior y la inversión. A esta complicada situación, se suma un nivel de paro cercano al 11% que ha batido los peores récords del país.

François Hollande recibió la confirmación de la entrada en recesión durante una visita a Bruselas. El presidente galo atribuyó buena parte de la culpa a la estrategia de reducir el déficit a marchas forzadas. «Hay retrocesos en Francia como en toda Europa», agregó antes de escudarse en la herencia dejada por su predecesor, Nicolas Sarkozy.

El líder socialista reconoció que la situación es «grave», pero se mostró convencido de que «los momentos más difíciles han pasado». «Lo que quiero ahora de la UE es que ponga la misma determinación en crecer que en reducir los desfases presupuestarios», indicó Hollande.

Presión

Hollande aprovechó su visita a la capital comunitaria para entrevistarse con el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. Lejos de admitir grietas en la receta aplicada, el líder comunitario huyó de la «simplificación» entre austeridad y crecimiento. «La estrategia que proponemos pasa por el saneamiento presupuestario, pero es mucho más que eso», resaltó convencido de que las reformas son imprescindibles «para recuperar competitividad». El líder portugués insistió en que los países bajo vigilancia de los mercados como España no tienen más remedio que seguir apretándose el cinturón.

Hollande también tuvo que escuchar incómodas referencias a la creciente brecha entre Francia y Alemania. Las cifras de Eurostat constatan que el doble motor europeo se ha desajustado tanto que la economía gala corre el riesgo de quedarse atrás. Aunque en el último trimestre de 2012 cayó un 0,7%, el país germano demostró en el inicio de este ejercicio la potencia de su tejido industrial con un rebote del 0,1%.

El dato resulta modesto, pero la oficina de estadísticas alemana confirmó que la expansión se vio lastrada por un invierno excepcionalmente gélido. En marzo, una vez que el tiempo empezó a mejorar, los pedidos en las empresas aumentaron más de los previsto, un optimismo que se refleja en los niveles históricos de la Bolsa de Fráncfort.

Ayer, los sindicatos alemanes del poderoso sector del metal y la ingeniería alcanzaron un acuerdo con la patronal que permitirá aumentar los sueldos un 3,4% este año y 2,2% el próximo. El pacto afecta a 3,7 millones de trabajadores, entre ellos las plantillas de las firmas automovilísticas, y se utiliza como referencia para la firma de la mayoría de los convenios. Los expertos confían en que la medida pueda aumentar la demanda interna e impulse las exportaciones. Italia y España, que registraron un descenso del PIB del 0,5%, han fiado sus opciones de recuperación a los mercados exteriores.