Parabienes de Washington y Nueva Delhi
Actualizado: GuardarLa victoria de Nawaz Sharif motivó rápidas felicitaciones de dos países clave en el escenario político de Pakistán: Estados Unidos e India. Desde Washington, Barack Obama trasladó en un comunicado su satisfacción por la «exitosa» celebración de las elecciones parlamentarias del sábado y subrayó «el traspaso del poder civil, histórico, pacífico y transparente» como paso decisivo en el «progreso democrático» del país. Obama recordó el pasado de colaboración entre EE UU y Pakistán y mostró su deseo de continuar trabajando con el futuro Gobierno de Islamabad «como socios iguales».
La apelación a la 'igualdad' no sería inocente si se recuerda que una decisión de Obama, la ejecución de Osama bin Laden en territorio paquistaní hace dos años sin informar previamente a sus autoridades, desató una convulsión interna. Tras aquella operación, el embajador paquistaní en EE UU trasladó a Washington su preocupación por el «ruido de sables»: el Ejército, según el diplomático que dimitió poco después, consideró muy débil la protesta del Gobierno por la incursión estadounidense.
Tan relevante como el parabién de Obama puede considerarse el del primer ministro indio. Manmohan Singh felicitó al ganador de las elecciones, le invitó a visitar el país vecino y abogó por abrir «un nuevo cauce» en una relación bilateral históricamente muy conflictiva. Como cabía esperar, Singh no olvidó felicitar también a Sharif Omar Abdulá, el jefe del Ejecutivo de la parte administrada por India en la región norteña de Cachemira, un territorio que Nueva Delhi e Islamabad se disputan desde la independencia del Imperio Británico en 1947.
La mención a Cachemira traerá con seguridad amargos recuerdos al próximo primer ministro paquistaní. Cuando ocupaba este mismo cargo, en 1999, fue derrocado por el general Pervez Musharraf, a quien Sharif había destituido previamente por divergencias sobre una ofensiva militar en Kargil alentada por un Ejército de ideario profundamente antiindio. La incursión desató un pequeño conflicto entre India y Pakistán, las únicas potencias nucleares del continente asiático. En sus 66 años de historia, las dos naciones han librado tres guerras.