El monolítico régimen de Putin comienza a resquebrajarse
La dimisión del principal ideólogo del Kremlin se suma a la desaceleración económica, la ineficacia, la corrupción y las reprimendas al Gobierno
MOSCÚ. Actualizado: GuardarEl régimen de Vladímir Putin no parece ya tan fuerte, estable y monolítico como fue durante sus dos primeros mandatos (2000-2008). Pero, a juicio de los expertos, no son las protestas callejeras, aún poco numerosas, las que están haciendo mella, sino la corrupción, la ineficacia, la desaceleración económica y las divisiones internas.
En menos de un mes, Putin ha protagonizado dos arrebatos de ira contra su Gobierno, a cuyo primer ministro, Dmitri Medvédev, algunos siguen considerando parte «indisoluble» del tándem de poder. En la primera reprimenda contra los miembros del Ejecutivo amenazó con destituirlos por la «pésima calidad» de su trabajo. La segunda llegó el martes por no implementar los decretos de contenido social que Putin promulgó en mayo de 2012. El viceprimer ministro encargado del aparato administrativo del Gobierno, Vladislav Surkov, fue el único que se atrevió a replicar a Putin al afirmar que el Gabinete ha actuado con una disciplina «casi impecable». Al día siguiente, el jefe del Estado aceptó su dimisión.
Surkov ha sido uno de los hombres claves del régimen. Hasta que dejó su puesto en la Administración del Kremlin para integrarse en el Gobierno, en diciembre de 2011, era uno de los más estrechos colaboradores de Putin y el cerebro en la sombra de toda la política rusa. Él acuñó conceptos como 'vertical del poder' y 'democracia soberana' (sin injerencias exteriores), cuya tonalidad tiene hoy para muchos rusos una connotación antidemocrática.
A Surkov se le atribuye la génesis de decisiones de Putin como el control total sobre los medios de comunicación, el arrinconamiento de la oposición y la creación de grupos juveniles filofascistas como 'Guardia Joven' y 'Nashi' (los nuestros). Pero, una vez en el Gobierno, Surkov se hizo más leal a Medvédev y se convirtió en partidario de una estrategia de desarrollo para Rusia algo más liberal.
Pugna con Medvédev
Paradójicamente, pese a que al primer ministro se le percibía como un partidario más consecuente que Putin de acabar con los sobornos y las comisiones bajo cuerda, este último ha conseguido darle la vuelta a las cosas y aparece ahora como un enérgico luchador contra la corrupción. El presidente destituyó el año pasado por corrupción al ministro de Defensa, Anatoli Serdiukov, y su brazo de persecución judicial, el Comité de Instrucción, investiga por malversación el centro de altas tecnologías Skólkovo, el mal llamado Silicon Valley ruso.
Esta actuación del Comité de Instrucción fue duramente criticada por Surkov en una conferencia el 1 de mayo en la London School of Economics, y a Putin no debió de gustarle. El ex viceprimer ministro dijo también en Londres que Rusia dejará de existir como país unido si no promueve la innovación. El debate en torno al camino a seguir para conseguir un país pujante enfrenta a Putin y Medvédev y a sus respectivos partidarios dentro del 'establishment'.