Sociedad

UN ACTOR DE RAZA, UN FUERA DE SERIE

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Acabo de conocer la noticia de la muerte de Alfredo Landa. Es terrible. Me duele mucho, estoy muy afectado, impresionado. Lo siento muchísimo. No he tenido siquiera tiempo de reaccionar aún. Alfredo era un tipo estupendo, un actor superdotado, un hombre con muchísima experiencia, lleno de recursos y con registros asombrosos. Me entristece mucho recordarle. Humanamente, era un tipo ejemplar y, como actor, un ser absolutamente privilegiado. Lo tenía todo: era capaz de hacer cualquier cosa. Me impresiona tener que buscar palabras para hablar de él, pero creo que lo mejor que puedo decir es que era un actor único, un actor de raza, un fuera de serie. Aproveché de él todo lo que pude y realmente era una lección diaria.

Su trabajo en 'Los santos inocentes' fue maravilloso, él se lo curró todo. Verle trabajar era una gozada. Recuerdo perfectamente aquel rodaje y todo lo que hubo en torno a esa película. Preparó con mimo el papel de Paco 'el Bajo', que era muy complicado. Pero teníamos una novela por delante y eso facilitó mucho las cosas. Sabíamos de lo que teníamos que hablar.

Era, ante todo, un profesional inteligente y avezado. Y, al final, era una cuestión de detalles. Lo que yo hacía para dirigirle era lo normal: permanecer vigilante ante la posibilidad de que se apartase de lo acordado.

Pero él dominaba de tal manera el teatro, el cine y cualquier otra interpretación que no puedo decir más que elogios. Hemos recordado mucho aquel papel, porque afortunadamente está la película. El suyo sigue siendo un trabajo vivo y espléndido, como podemos recordar.