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Israel ni recibe respuesta militar siria ni la espera
Los israelíes alardean de que su operación persigue a Hezbolá y no al régimen de Damasco, volcado en contener la revuelta
Actualizado: GuardarEn las primeras 24 horas posteriores al bombardeo israelí sobre Damasco no hubo respuesta militar siria o por parte de Hezbolá y se intensificó la labor diplomática para intentar calmar la situación. Rusia y China, dos de los grandes aliados internacionales de Bashar el-Asad que se encargan de bloquear cualquier resolución del Consejo de Seguridad contraria al régimen, alertaron del riesgo de las «repercusiones regionales» de las agresiones israelíes, que complicarían aún más la situación de inestabilidad en Líbano e Irak.
El portavoz de Exteriores del Kremlin, Alexander Lukashevich, advirtió de que este tipo de bombardeos «causa alarma» por su capacidad de «aumentar el riesgo de la creación de nuevas áreas de tensión fuera de Siria, en particular en la frontera sur de Líbano». Desde Pekín, ciudad a la que viajó Benjamín Netanyahu horas después de los ataques dejando claro que no esperaba una respuesta, las autoridades hicieron un llamamiento al diálogo para intentar resolver la crisis siria.
Sobre el terreno no se sintieron «vientos de guerra», declaró el jefe de la Comandancia Norte del Ejército israelí, general Yair Golán. Pese al estado de máxima alerta en todo el Estado hebreo, las dos baterías del escudo de misiles conocido como Cúpula de Hierro recién instaladas en el norte -Haifa y Safed- no tuvieron que entrar en funcionamiento. El único incidente del día fue el impacto de dos cohetes en los Altos del Golán ocupados por Israel. Se trataría de dos obuses que Tel Aviv calificó de «proyectiles extraviados» lanzados durante los intensos combates que se libran en el otro lado de la frontera.
Después de realizar dos operaciones aéreas en 48 horas en Damasco, Tel Aviv quiso aclarar que su objetivo era frenar el posible suministro de armas de última generación para Hezbolá, pero que en ningún caso pretendió apoyar a la oposición armada que desde hace más de dos años trata de derrocar a El-Asad. Este fue el mensaje del abogado y miembro del Parlamento Tzachi Hanegbi en una entrevista concedida a Radio Israel en la que enfatizó que «si actuamos es contra Hezbolá, no contra el régimen». Desde Irán, el jefe adjunto del Estado Mayor, el general Masoud Jazayeri, negó envíos de armas a la milicia y declaró al canal Al-Alam que «este tipo de noticias forman parte de una campaña psicológica y propagandística».
El Ejército sirio y Hezbolá parecen demasiado ocupados sofocando los fuegos en la revuelta contra El-Asad como para responder de inmediato a las agresiones israelíes, que siguen sin confirmación oficial del Gobierno de Netanyahu. El ataque del viernes fue contra el aeropuerto de Damasco y una supuesta nave con misiles Fateh 110 de fabricación iraní cuyo destinatario final era Hezbolá. La madrugada del domingo, sin embargo, hubo al menos cinco objetivos en los alrededores de la capital y, además de más misiles iraníes, los aviones israelíes acabaron con posiciones militares sirias estratégicas en la defensa de Damasco y con depósitos de armas del Ejército, causando la muerte de «decenas de soldados de elite», según un alto mando militar sirio citado por varias agencias. El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos aseguró que fueron 42 los soldados muertos y más de cien los que están en paradero desconocido.
Cartas de protesta
El régimen sirio, que el domingo abrió la puerta a «todas las posibilidades» de respuesta, no movió ficha y su reacción hasta el momento se ha limitado al envío de cartas de protesta al Consejo de Seguridad de la ONU y al secretario general de la organización internacional. Lo mismo que el vecino Líbano, que denuncia también ante Naciones Unidas la violación de su espacio aéreo por los aparatos israelíes. El ministro de Exteriores sirio, Walid Moalem, telefoneó a su homólogo ruso, Sergei Lavrov, para informarle de «la criminal agresión israelí».
El trabajo se le acumula a una ONU hasta el momento tan incapaz de erigirse en mediador del conflicto sirio como de aclarar el supuesto empleo de armas químicas. Un día después de que la magistrada Carla del Ponte, miembro de la Comisión de Investigación sobre Siria, declarara a una cadena de su país que disponían de pruebas del uso de gas sarín por los grupos armados de la oposición, el presidente de esta comisión, Paulo Sergio Pinheiro, concedió que no disponen de «evidencias concluyentes».