Moteros que dan una alegría
La reapertura del centro de El Puerto a las motos está suponiendo la entrada de ingresos para el sector de la hostelería local en tiempos de crisis
Actualizado: GuardarEn la calle Misericordia apenas quedaban mesas libres las dos últimas noches. Los bares y restaurantes del centro de El Puerto han recibido una lluvia de clientes gracias al Gran Premio de Motociclismo y a que este año se ha reabierto el corazón de la ciudad portuense a los visitantes de dos ruedas, tras el cerrojazo municipal impuesto por las quejas vecinales y los disturbios que en algunos momentos empañaron una cita indiscutible en el calendario de eventos de la primavera. Aquellos que vaticinaban que esa medida acabaría cayendo por su propio peso, han acertado de lleno. Aunque la crisis económica ha empujado lo suyo para que el Ayuntamiento reconsiderara la medida. Cerrar la puerta a la entrada de ingresos para un sector muy importante en la economía local, sustentada en el turismo, iba a ser muy difícil de explicar a la ciudadanía y de convencer de lo contrario a los empresarios de la hostelería.
Esto no impide que el debate siga vivo, sobre todo entre los vecinos que apelan a su derecho al descanso o los firmes defensores de que el cierre del centro disminuye las probabilidades de que la situación se desmadre en exceso. Lo idóneo, como siempre, es alcanzar ese punto intermedio para que los visitantes encuentren las puertas de su destino abiertas y los vecinos no tengan que cerrar sus ventanas por el intenso ruido. Pero la fiesta sin alegría ni algarabía es otra cosa y este evento, que trasciende lo meramente deportivo, atrae a miles de visitantes por algo más que lo que se cuece en el circuito de velocidad.
Y puestos a inclinar la balanza, haciendo prevalecer siempre que no ocurran problemas serios de seguridad, un fin de semana al año de intenso olor a gasolina, de rugidos de tubos de escapes, de circulación complicada por la ciudad, bien merecen la pena si a cambio, uno de los motores principales de la economía local recibe una importante inyección económica. Del presente y futuro de esos empresarios que a día de hoy sobreviven pese a la dura coyuntura económica depende también el presente y futuro de la vocación turística de El Puerto.