Civiles corren a esconderse tras un ataque lanzado por el Ejército de El-Asad en la provincia de Raqqa. :: REUTERS
MUNDO

Israel extiende a Siria su lucha con Hezbolá

Tel Aviv bombardea un almacén de misiles en Damasco para evitar su suministro a la milicia chií

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Israel volvió a demostrar que no pierde detalle sobre la situación en Siria. Apenas una semana después de que el líder de Hezbolá, Hasán Nasrala, confirmara públicamente que sus milicianos combaten a favor de Bashar el-Asad, por segunda vez en lo que llevamos de 2013 la aviación israelí realizó un bombardeo quirúrgico en suelo sirio. El ataque se produjo en la madrugada del viernes y el objetivo fue un edificio del aeropuerto internacional de Damasco, según fuentes oficiales israelíes citadas por la agencia AP, en el que se almacenaban misiles Fateh 110 de fabricación iraní, detallaron fuentes estadounidenses a The New York Times, cuyo destinatario final sería la milicia del Partido de Dios.

Tras unas primeras horas marcadas por los rumores y las filtraciones desde EE UU sobre esta operación aérea, hubo que esperar a última hora de la tarde para que fuentes israelíes confirmaran este ataque, que se realizó nada más obtener la aprobación del gabinete de seguridad del primer ministro, Benyamin Netanyahu, según recogió AP. Damasco no confirmó el ataque y el enviado del régimen a la ONU, Bashar al-Yafari, confesó no tener información al respecto.

La agencia Sana informó de «un incendio» en el aeropuerto, pero debido al «lanzamiento de proyectiles de mortero por terroristas», forma de referirse a los milicianos de los grupos armados de la oposición. «Uno de los dos proyectiles alcanzó un tanque de queroseno, mientras que el otro se estrelló contra uno de los aviones comerciales que se encuentran fuera de servicio, estacionado en el aeropuerto, causando enormes daños materiales en el avión», señaló Sana.

La agencia concluyó su información asegurando que «los vuelos continúan con normalidad después del incidente», algo extraño teniendo en cuenta las dificultades que vive el aeropuerto en los últimos meses debido a los combates en su principal ruta de acceso. Tampoco hizo referencia al ataque Ibrahim Amin Sayyed, alto cargo de Hezbolá, durante un acto en la localidad libanesa de Baalbek en recuerdo a los «mártires» de la milicia caídos en combate. Según recogió el diario libanés The Daily Star, Amin Sayyed justificó la presencia de sus hombres «para evitar que Siria caiga bajo control de Tel Aviv y Washington».

Segundo ataque

Es la segunda vez que Israel decide emplear su aviación desde el estallido del levantamiento contra Bashar el-Asad. Pese a la enemistad entre los dos Gobiernos, durante las últimas cuatro décadas la frontera siria ha sido segura para los israelíes que ahora temen que la inestabilidad en el país vecino pueda acarrearles problemas en el futuro próximo. Además de la amenaza potencial de los grupos extremistas que combaten contra El-Asad y que cada vez cobran mayor protagonismo en la guerra diaria, el papel de Hezbolá ha encendido las alarmas en Tel Aviv que teme que el arsenal químico del régimen quede fuera de control.

El ministro de Defensa israelí, Amos Gilad, tuvo que comparecer ante los medios para lanzar un mensaje de tranquilidad y asegurar que «El-Asad mantiene a buen recaudo su arsenal de armas químicas» y que «Hezbolá no quiere hacerse con este tipo de armas y prefieren los sistemas que puedan cubrir todo el país» de Israel, como los misiles Fateh 110 -la joya del arsenal de corto alcance iraní- supuestamente destruidos en la última incursión aérea. El 30 de enero los aviones de Israel atacaron un convoy que transportaba armas de Siria a Líbano, según reconoció días después de la operación el exministro de Defensa Ehud Barak. Damasco negó que se tratara de un convoy para Hezbolá, pero admitió el ataque que tuvo por objetivo un centro de investigación científica a las afueras de Damasco. Los medios oficiales informaron de que dos empleados perdieron la vida y otros cinco resultaron heridos.

Si el viernes fueron los misiles Fateh 110, en enero las agencias de inteligencia citadas por medios como BBC o Al-Yasira hablaron de sistemas de defensa antiaérea SA-17 cuyo destinatario final era también la milicia del Partido de Dios. Damasco elevó una protesta formal ante Naciones Unidas a través de un comunicado en el que advirtió que se reservaba «el derecho de defenderse y de defender su territorio y su soberanía» y responsabilizó de las consecuencias de la agresión a «Israel y los estados que lo protegen en el Consejo de Seguridad». Han pasado cuatro meses y, sin respuesta.