Laura Esquivel, autora de 'Escribiendo la nueva historia'. :: R. C.
Sociedad

«Dejar de ser víctimas es una decisión personal»

La autora explica en su nuevo libro cómo podemos cambiar nuestras vidas para no repetir errores dolorosos y lograr un mundo mejor Laura Esquivel Escritora mexicana

MADRID. Actualizado: Guardar
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Se hizo famosa mundialmente tras escribir 'Como agua para chocolate' y siguió deleitando a los lectores con sus historias mágicas y sus 'íntimas suculencias'. Ahora, la mexicana Laura Esquivel regresa con un ensayo acorde con los tiempos de rebelión que corren y dedica 'Escribiendo la nueva historia' a «los indignados que quieren cambiar las cosas y que, sin embargo, no siempre tienen claro cuál es el camino a seguir».

-¿Por qué este libro?

-El momento actual está pidiendo una acción diferente. Necesitamos recuperar el rumbo, recobrar el sentido de la vida. Hay mucha gente que está muy disconforme con el modo en que estamos viviendo, pero con eso no basta. Tenemos que actuar y pensar de modo diferente para poder transformar el mundo.

-¿De dónde vienen las lecciones que en él imparte?

-Cuando estuve hace unos años al frente de la Dirección General de Cultura de Coyoacán desarrollé un taller de dramaturgia que consistía más que nada en una invitación a actuar. Ahí empezó todo. La idea era darles a los asistentes, y ahora a los lectores, una serie de herramientas y un método que les ayudara a retomar las riendas de su vida. Los resultados fueron sorprendentes. La gente es capaz de lograr esos cambios que necesita.

-¿De qué manera se le ocurrió usar la dramaturgia para este fin?

-Porque lo que queremos hacer es similar a trabajar con los personajes de una historia. Primero debemos conocer nuestros antecedentes, analizar por qué somos como somos, darnos cuenta de cómo el pasado afecta a nuestras vidas. Después ya iremos tomando un camino u otro. La elección es lo que nos hace ir hacia un lado o su contrario. Analizar todas las ocasiones en que hemos repetido una historia que nos ha resultado dolorosa nos ayuda ver dónde nos hemos equivocado.

-En su libro plantea una serie de preguntas que obliga a contestar por escrito.

Según mi experiencia nos ayuda a conocernos, nos va transformando. La experiencia de escribir al que primero sirve es al escritor.

-¿Por qué nos cuesta tanto conocernos?

-Porque no es fácil. En realidad nos vamos creando nuestra película y aquello que nos duele lo escondemos. De ahí que sea tan revelador cuando miramos hacia dentro y comenzamos a comprender lo que nos sucede. Muchas veces nuestros males se deben al concepto que tenemos de nosotros mismos.

-¿El remedio?

-Reeditar nuestra memoria. En ella es donde ponemos imágenes, palabras, ideas, que no tienen por qué determinarnos para siempre, al menos que así lo decidamos. Dejar de ser víctimas es una decisión personal.

-Pero para todo esto hace falta tiempo, algo importantísimo según sus lecciones.

-Efectivamente. Robarle el tiempo a alguien es robarle libertad, voluntad y creatividad, porque es con él cuando uno puede planificar su vida, organizar sus emociones, pensar en un mundo mejor. ¡Menudo susto para ciertos poderes que podamos imaginar un mundo en el que ya no tengan cabida!

-Hablando de poder, dice de los miembros de las altas esferas del gobierno o de los que están al frente de corporaciones internacionales que toman las decisiones que más afectan a la mayoría de los habitantes del planeta que no están en su sano juicio. ¿Qué es lo que más le indigna?

-Que demuestran una profunda ignorancia. Todas las decisiones que toman en contra de los individuos y de la naturaleza componen un acto suicida, porque finalmente se van a rebelar en contra de ellos mismos. ¿De qué les van a servir los millones que tienen en la bolsa cuando haya una explosión global?

-La educación en la competencia que mamamos desde pequeños tampoco ayuda. ¿Habría que cambiarla?

-Totalmente. Cómo puede ser uno feliz si los demás no tienen nada. La educación debería estar encaminada a compartir y no a competir.

-¿Qué tal si.? Esa es la pregunta que propicia un cambio, ¿no es así?

-Sí, porque con ella se entra ya de lleno en el infinito campo de las posibilidades. Nos hacen creer que en este mundo de competencia brutal hay un significado único para cada cosa, pero el arte demuestra que no. Cuando se formula esa cuestión ya no hay límite alguno.

-Le dedica su libro a los millones de indignados que hay en el mundo. ¿Cómo valora todo este movimiento?

-No se imagina lo que me conmueve cuando veo a esos jóvenes tomando las calles. Pero no están surgiendo de la nada, ellos están recobrando lo mejor de nosotros, de lo que hemos ido sembrando. De algún modo, en estos indignados están presentes generaciones pasadas y los mejores sueños. Y darán su fruto.

-Para acabar, una curiosidad. En su libro pregunta: «¿Cree que una caricia puede acarrear una ola de ternura?» ¿Tiene tanta fuerza algo tan nimio?

-Por supuesto.