El uso de fármacos innovadores en los hospitales se reduce a la mitad desde 2009 por la crisis
España se sitúa en los últimos puestos de Europa en el acceso a nuevos medicamentos, según denuncia la patronal del sector
MADRID. Actualizado: GuardarPocos aspectos del Estado del bienestar están a salvo del azote de la crisis económica y las medidas de austeridad y recorte que lo acompañan. Una de las últimas consecuencias conocidas tiene que ver con el menor acceso de los pacientes a los medicamentos más modernos. Y es que en los hospitales españoles el uso de fármacos innovadores -aquellos sacados al mercado en los tres últimos años- se ha reducido a la mitad.
En concreto, ha pasado de representar un 5,8% en 2009 a un 2,7% en 2012, lo que sitúa a España en los últimos puestos de Europa, según Elvira Sanz, presidenta de Farmaindustria, la patronal del sector.
«Esta dificultad de acceso afecta a nuestras compañías y al propio sistema sanitario, porque sin incorporación de innovaciones no hay avance terapéutico», explicó Sanz ayer durante su intervención en el Nuevo Economía Fórum. La presidenta de la patronal de las farmacéuticas se mostró preocupada por este descenso y recordó que solo Portugal, Eslovaquia y Estonia tienen un nivel de acceso inferior al español. Sanz insistió en que si los productos nuevos tienen dificultades de acceso al mercado, la industria cada vez tendrá «más complicado» mantener la inversión en I+D para desarrollar nuevos fármacos que conlleven mejores tratamientos.
Además, al menor uso de medicamentos modernos -que repercute negativamente en las cuentas de la industria- se suma el recorte en el gasto público en fármacos debido a las medidas de racionalización aprobadas por el Gobierno de Mariano Rajoy. Desde 2010 ese gasto se ha reducido un 33% hasta cifras equivalentes a las de hace diez años. El gasto representa en la actualidad un 0,7% del PIB, «una cifra menor a las exigidas en los países intervenidos», según Farmaindustria. «Ya no son necesarias nuevas medidas para el control del gasto, sino que los ahorros conseguidos permitan un espacio para la entrada de nuevos productos», aseguró Sanz.
Otro de los problemas a los que se enfrenta el sector es el impago de las administraciones públicas. Las comunidades autónomas -que poseen las competencias de Sanidad- acumulan una deuda con la industria por la compra de fármacos de 3.000 millones de euros, con una media de demora en el pago de 266 días.
Pérdida de empleos
Todos estos factores tienen como principal consecuencia la destrucción de empleo en esta industria. Entre 2010 y 2012 se han perdido 6.000 puestos de trabajo directos, lo que representa el 15% de los trabajadores del sector. Sanz adelantó que de persistir en este camino, en 2013 se perderán 1.000 empleos más. Además, la presidenta de la patronal farmacéutica también criticó la normativa que obliga a la prescripción de un genérico frente a un medicamento de marca si el precio es el mismo.
Por su parte, la ministra de Sanidad, Ana Mato, reconoció que la industria farmacéutica es un sector estratégico para la economía y destacó que es el sector «que más invierte en investigación» y que genera «más empleo cualificado en innovación». Mato consideró que sería muy conveniente alcanzar un acuerdo global con la industria farmacéutica para «garantizar el diálogo y el intercambio de información y colaboración» y poder garantizar así la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.
En cualquier caso, la ministra de Sanidad no tuvo problemas en reconocer la situación compleja por la que atraviesa el sector. «Este no ha sido un año fácil para las compañías farmacéuticas», explicó. Sin embargo, para tratar de acabar con los problemas de liquidez denunciados por Farmaindustria, la ministra recordó la puesta en marcha del Plan de Pago a Proveedores y el Fondo de Liquidez Autonómico, que debería aliviar los resultados del sector.
Mato, además, aprovechó este acto para anunciar que la adecuación de los envases de los medicamentos a la duración de los tratamientos empezará a venderse en las farmacias a finales de mayo. En un primer momento la medida afectará solo a los antibióticos más habituales y en los próximos meses se extenderá al resto de fármacos.