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Griñán espera opciones distintas de Madina y Patxi López para el cartel del PSOE
El líder socialista andaluz pone pegas a la elección del secretario general en primarias y pide al núcleo duro de Rubalcaba no dar «saltos en el vacío»
MADRID. Actualizado: GuardarJosé Antonio Griñán se mojará, llegado el momento, por uno de los aspirantes socialistas a la presidencia del Gobierno. Eso ha dicho a algunos de los dirigentes territoriales con los que mantiene un trato más próximo. Pero, de momento, mantiene las distancias. El presidente de la Junta de Andalucía, y líder de la federación más poderosa del PSOE, eludió ayer pronunciarse sobre los dos hombres que, hoy por hoy, tienen más opciones de competir por el puesto, Patxi López y Eduardo Madina. E incluso pasó por alto a la que fue su baza no declarada en el 38 Congreso, Carme Chacón, a la espera de lo que aún pueda venir. «Hay -dijo- muchísimos más nombres con inteligencia y capacidad en el partido».
Griñán es una pieza clave para garantizar la estabilidad del primer partido de la oposición. Ha sido su negativa rotunda a adelantar el debate sobre las primarias lo que ha permitido a Alfredo Pérez Rubalcaba mantener el rumbo fijado para este 2013 y centrar los trabajos de la ejecutiva en la elaboración de un proyecto alternativo de Gobierno. Por eso, el grueso de los 'barones' sigue con atención sus movimientos y sus comentarios sobre una contienda a la que aún ni siquiera se ha puesto fecha, pero presente en muchas conversaciones privadas. Y, con apenas dos fichas sobre el tablero, solo dice una cosa: que hay que andarse con ojo porque no se trata de elegir a un cualquiera sino al futuro jefe del Ejecutivo.
Reproches
Entre algunos veteranos del PSOE existe cierta prevención hacia la figura de Madina por su escasa experiencia de gestión y su nula conexión con los poderes económicos. Sin embargo, tampoco Griñán ve con buenos ojos, según fuentes del partido, una candidatura de Patxi López, que sí cuenta en cambio con el aval de su antecesor y examigo Manuel Chaves. «Como presidente del partido, tengo que decir 'juego limpio y que gane el mejor'; como militante -matizó en el transcurso de un desayuno informativo celebrado en Madrid- quiero que acertemos».
No fue la única pista de que nadie tiene aún su visto bueno. Ironizó sobre el hecho de que el juego ande solo entre dos vascos: «Del 'pacto del Betis' pasamos al 'pacto del Nervión'», dijo. Pero, además, el secretario general de los socialistas andaluces insistió en que ahora no toca enredarse en el debate de las personas. «Llevamos menos de un tercio del mandato que surgió del último congreso -recordó- y estos fuegos de artificio no hacen más que dañarnos porque los ciudadanos nos ven más preocupados de nosotros mismos que de sus problemas».
El reproche vale también para la propia dirección del PSOE. Griñán es uno de los muchos cuadros del partido que han recibido con disgusto el anuncio realizado el jueves pasado por el secretario de Organización, Óscar López, sobre la instauración de primarias para elegir también al próximo secretario general. Entre otras cosas, porque es algo que no se ha discutido en los órganos del partido de los que él forma parte (ni en la ejecutiva, ni el Consejo Territorial ni en el Comité Federal) y cuya aplicación despierta dudas.
A buen entendedor, pocas palabras bastan. Y seguramente López, sentado en la mesa de invitados principales junto al propio Alfredo Pérez Rubalcaba, cazó al vuelo el reproche a un cambio tan radical. «Este partido ha gobernado 22 años de los 35 que llevamos de democracia; luego no estará tan mal organizado -dijo-, no tendrá tan mal funcionamiento».
Tampoco es que se atreviera a pronunciarse en contra. De hecho, nadie que hoy ocupe puestos de responsabilidad en el partido lo ha hecho porque, como apuntan en privado dirigentes de la más diversa sensibilidad, «nadie quiere aparecer como el que dijo 'no' a más democracia interna». Pero sí dejó caer sus temores. «Lo peor que podemos hacer es dar saltos en el vacío, hacer tabla rasa de todo, reinventarnos la democracia permanentemente, reinventarnos incluso el mandato representativo -dijo-. Mejorarlo, sí. Pero es muy difícil cambiar una democracia representativa por una representación directa en un sistema parlamentario».
Como el extremeño Guillermo Fernández Vara, Griñán entienden que semejante modificación debe pasar por un Congreso.