Subida especulativa en el Ibex: ¿hasta dónde llegará?
La Bolsa no sube por sus valoraciones o liquidez, lo hace por la actividad de los bancos centrales, sobre todo por la futura que se adivina en el BCE
MADRID. Actualizado: Guardar«Admito que estoy completamente desorientado», comenta José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi. Y así están los ahorradores cuando ven cómo, coincidiendo con la publicación de malos datos en China, en Europa (incluso en sus países centrales) y en Estados Unidos, las Bolsas europeas han acumulado días y días de avances. Es verdad que en el Ibex-35 con algún descanso de por medio debido, por ejemplo, a los decepcionantes resultados de Santander y BBVA. En total, el Ibex-35 llegó a pasar de los 7.800 puntos a los 8.400 a la velocidad del rayo.
Pero es que la prima de riesgo de España también ha bajado muy rápido: de los 340 puntos básicos hasta los 300. Incluso llegó a estar por debajo de ese último nivel, algo que no sucedía desde finales de 2011. Y lo que es más importante: la rentabilidad del bono a diez años bajó hasta mínimos desde noviembre de 2010. Aunque lo que de verdad tiene impacto en la economía real es que, como está sucediendo, las subastas del Tesoro cada vez se hagan a mejores precios. La deuda española se está comportando mejor que la de Italia, y eso que ha enmendado su desgobierno.
La subida de los índices, advierte Campuzano, «no es cuestión de valoración, tampoco de mejora en los fundamentos: es especulación sobre el efecto de la liquidez de los bancos centrales y la retroalimentación de las subidas». Y en eso coincide Daniel Pingarrón, de IG: «Las Bolsas se están dejando contagiar por las políticas monetarias y las expectativas en ese sentido y se están alejando de los fundamentales de la economía».
El apoyo de la prima
La prima de riesgo -como apunta Victoria Torre, de Self Bank-se está beneficiando de la previsión de que el Banco Central Europeo baje los tipos de interés. Por eso, Daniel Álvarez, de XTB, dice que hay que estar muy atentos el próximo jueves a su decisión sobre el precio del dinero. Según Álvarez, una hipotética reducción implicaría un impulso al selectivo español. De hecho, cree que ello podría generar una ruptura al alza de la importante resistencia que existe en los 8.800 puntos del futuro del Ibex, lo que desencadenaría un movimiento de compras más sólidas.
La medida que podría adoptar la autoridad monetaria europea se interpretaría como un cambio de sesgo en las políticas ortodoxas que está llevando a cabo la zona euro. Así se valoraría también la relajación de los objetivos de déficit para España. Y, aunque lejos de Europa, Torre también atribuye la fuerte bajada de la prima de riesgo a las medidas expansivas de Japón: ha impulsado a los inversores a buscar rentabilidades más jugosas en otras plazas. Precisamente el beneplácito que ha mostrado el G-20 a la política del Banco de Japón invita a pensar que el BCE se unirá.
Sin embargo, Pingarrón apunta que a las primas de riesgo periféricas no les queda demasiado margen de mejora en el corto plazo: «No veo a la prima de riesgo española perdiendo con claridad los 250 puntos básicos en los próximos meses». Y Daniel Álvarez añade: «Llegado el bono a 10 años a una rentabilidad del 4% parará en su tendencia bajista».
¿Y el Ibex-35? Luis Lorenzo, de Dif Broker, dice que las subidas se mantendrán si desde Estados Unidos no vienen más dudas. Por eso, preocupa el PIB americano publicado el viernes: creció, pero menos de lo esperado. Y, en este sentido, añade una nota curiosa: «En los últimos tres años, ha sido en el mes de abril cuando Wall Street ha hecho los máximos en la primera parte del año y ha recortado una media del 12%. Con el mes de mayo, estacionalmente negativo, cerca, habrá que ajustar mucho las posiciones ante una posible caída». Atención al soporte en los 7.500 puntos.
Pingarrón ve continuidad en las subidas hasta visitar máximos anuales en los 8.700 puntos. Y coincide en que el apoyo está en la prima de riesgo, en EE UU y en un debate económico que está primando la preferencia por políticas de estímulo y no de austeridad, a las que Alemania podría estar más dispuesta ahora que sus datos económicos se deterioran.
Todo esto, no obstante, parece cogido con alfileres y, por eso, Campuzano avisa de que el principal riesgo es el divorcio entre la economía financiera y la real: «Los mercados han dejado de anticipar la evolución económica. Y este divorcio fue clave en los excesos antes de la crisis. No se descarta que la mejora de los mercados suponga una cierta mejora macro. Pero los problemas de fondo (deuda, institucionales del euro, la propia inestabilidad de los mercados dominados por la euforia) siguen sin resolverse y en algunos casos se pueden agravar». Y Álvarez habla de que hay un ambiente especulativo porque, si finalmente los escenarios que descuenta el mercado (bajada de tipos, apuesta por el crecimiento, continuidad de la bajada de la prima de riesgo...) no se producen, la mejora en los precios será inconsistente.
Y hablando de riesgos macroeconómicos, Victoria Torre menciona la caída de los pedidos de bienes duraderos en Estados Unidos, los índices de gestores de compras en Europa -que suman 15 meses consecutivos en contracción-, la tasa de paro en España -en niveles récord-, la caída de la actividad industrial en China...
Puntos positivos
Tampoco vamos a ponernos tan negativos. Torre también reconoce que en EE UU, donde la presentación de resultados está más avanzada, las empresas están dando más sorpresas positivas que negativas. Por ahí puede haber un apoyo fundamental.
La bajada de la prima de riesgo de España no solo es buena porque descienda el miedo respecto al futuro de nuestro país sino porque, además, reduce el atractivo de la deuda pública respecto a la Bolsa, como recuerda Luis Lorenzo. «El inversor ahora mira a la renta variable porque, solo por rentabilidad por dividendo, puede compensar el mayor riesgo que se asume», afirma. Y también es importante, y necesario, que la mejora de las condiciones de financiación se trasladen al resto de la economía.