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Bomberos, también bajo tierra
Una veintena de bomberos participaron ayer en un simulacro donde rescataron dos víctimas sepultadas con la ayuda de la Unidad Canina El CBPC practica el apuntalamiento en zanjas, una de sus tareas en casos de salvamento
CHICLANA. Actualizado: GuardarLa última vez que se dio un caso muy parecido y, sobre real, en Chiclana fue sobre 2004 o 2005, según recuerda José Orellana, sargento jefe del Parque de Bomberos de la ciudad. «Una casa antigua se derrumbó en la calle Ramón y Cajal y tuvo que asistir el grupo de rescate para contar con la ayuda de los perros para saber si había víctimas bajo los escombros», explica. Finalmente, el rastreo confirmó que no se produjo ningún accidentado y los efectivos del cuerpo de bomberos terminaron de asegurar la construcción para evitar cualquier peligro.
Ayer, un grupo de 20 bomberos volvió a experimentar esta situación, esta vez simulada, en los terrenos de Huerta Mata. Allí, tuvieron que practicar la técnica del apuntalamiento en inclinación en una zanja en donde además había dos cuerpos sepultados por los escombros, uno de ellos real y el otro, un muñeco. Se trató de la última práctica de un curso de cinco días, donde también los profesionales se formaron teóricamente, promovido por la Asociación de Consorcios de Bomberos de España (CONBE), a través de la Escuela de Formación del Consorcio Provincial de Bomberos de Cádiz (CPBC). Además, los bomberos que participaron en este curso, que resaltó por su éxito en la edición del año pasado, provienen de las cuatro zonas (Bahía de Cádiz, Bahía de Algeciras, Jerez-Campiña y Sierra)
En poco menos de hora y media, los bomberos se emplearon en sacar los dos cuerpos. Para ello, primero valoraron y aseguraron el terreno «para que caiga nada encima mediante estamos trabajando», detalla Moisés Delgado, responsable del operativo. Con el objetivo de afianzar la zona, se colocan tablones de madera sobre el terreno para repartir el peso de las pisadas y se procede a apuntalar las paredes de la zanja, también conocido como entibación, y considerada una de las maniobras más complicadas de la operación por José Manuel Rosa, sargento del Consorcio, ya que «depende mucho del terreno y hay que adaptar las herramientas de sujeción a las características de cada lugar. Los derrumbes dejan escenarios muy difíciles».
Afianzar, y luego buscar víctimas
Una vez están todas las paredes aseguradas, los bomberos comienzan a quitar escombros para buscar posibles víctimas. En poco tiempo localizan la primera y comienzan la maniobra de ascenderlo hasta la superficie mediante una camilla. Después, tras otra inspección no encuentran más víctimas, por lo que deciden asegurarse utilizando los perros de la Unidad Canina del CBPC.
El primero en buscar es Coco, que tras olfatear el terreno, señala ladrando en pocos minutos un punto fijo, hacia el fondo de la zanja. Para asegurarse, Tano realiza la segunda inspección y coincide en apuntar la misma localización.
Sin duda sobre la existencia de una segunda víctima, los efectivos que trabajan dentro de la oquedad comienzan a buscar entre los escombros y dan con el cuerpo, en este caso humano. Con mucho esfuerzo, porque se encuentra dentro de un tubo, consiguen sacarlo a la superficie y, en cuestión de minutos, ya han salvado una segunda vida.