Apuntes

Reconocimiento al espíritu crítico

Con el premio Cervantes que hoy recibe Caballero Bonald se honra una forma de entender la vida y la creación, además del mayor talento literario vivo en la provincia

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Hay premios que trascienden al mero reconocimiento a una obra, a una trayectoria y al talento del receptor. El Cervantes que hoy recibe José Manuel Caballero Bonald es uno de los ejemplos palmarios. Sin restar el menor brillo a la producción literaria del mayor ingenio vivo en la provincia de Cádiz, con una aportación singular que le sobrevivirá por generaciones, el caso del autor jerezano agrupa otras virtudes. Lejos de eclipsar sus letras o cubrirlas con algún disfraz tan frecuente en el oficio de contar historias, las características ensalzan y complementan. Porque Caballero Bonald, más allá de los desacuerdos que cada cual pueda mantener con sus opiniones, celebra la discrepancia, la alimenta y la convierte en un estímulo para crear, creer y crecer. Su espíritu crítico ha marcado toda una carrera en la que actitudes personales y artísticas se funden en un personaje singular, incapacitado para provocar indiferencia y muy dotado para promover el análisis, la fecunda discusión, en su interlocutor o lector. En unos tiempos de zozobra que parece crónica, la postura que el poeta y novelista ha sabido llevar a la inmensa mayoría de su creación es un ejemplo para afrontar tantas dificultades, tantas certezas derrumbadas. El hecho de que el Cervantes le llegue tarde, de que tenga esa pátina molesta de cumplir un turno que parece predeterminado por los críticos, o de resolver una deuda pendiente, tampoco significa el menor desdoro. Es una jornada de celebración para todos los que amen la literatura en la provincia gaditana, que estarán en ánimo y espíritu en una concesión justa.