Cristina Fernández, junto a Nicolás Maduro, visita el memorial de Hugo Chávez. :: EFE
MUNDO

La corrupción salpica a Cristina

Un escándalo sobre lavado de dinero mancha el recuerdo de Kirchner y empeora la imagen de la presidenta argentina

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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La presidenta argentina, Cristina Fernández, hace lo posible por mostrarse impasible, pero el escándalo sobre lavado de dinero que involucra a su esposo, el fallecido Néstor Kirchner, e indirectamente a ella, no sólo no cesa desde hace una semana sino que preocupa cada vez más a su entorno. Las acusaciones de dos operadores financieros sobre maniobras de blanqueo y fuga de capitales a Lázaro Báez, un empresario íntimo de los Kirchner -y para algunos dirigentes de la oposición, «su testaferro»- ya están en manos de la Justicia federal, que el fin de semana realizó allanamientos y se plantea llamar a declarar a los testigos.

Báez era amigo de Kirchner. En pocos años pasó de ser empleado en un banco de su provincia, Santa Cruz, a erigirse en el empresario que más se benefició con la obra pública. El hombre, que junto a su esposa cenaba con los Kirchner la noche en que el expresidente murió, habría desviado decenas de millones de dólares a paraísos fiscales. El caso fue desvelado hace ocho días en el programa de televisión 'Periodismo para Todos', conducido por el periodista Jorge Lanata, crítico acérrimo del Gobierno. Mediante cámara oculta, Leonardo Fariña, un joven contable que cobró fama como el millonario que conquistó a una modelo de la farándula, Karina Jelinek, confesó haber sido parte trascendental de la maniobra de lavado.

«Vos no tenés idea de la estructura que había armado Néstor. Yo te puedo asegurar que el tipo manejaba todo», se jactó Fariña ante Lanata, tras precisar que él mismo se había ocupado de llevar al extranjero los millones de dólares que Báez enviaba desde Santa Cruz a Buenos Aires en efectivo. Para Fariña, que asegura haber jugado al fútbol y comido asados con Kirchner, el exmandatario era socio de Báez «en todo».

Denuncias de la oposición

En el mismo programa, otro «arrepentido», el financiero Federico Elaskar coincidió ante las cámaras en que «Fariña envió decenas de millones de dólares y euros al extranjero a sociedades 'offshore' que estaban vinculadas a Lázaro Báez y a sus hijos». El mismo Fariña llevaba las bolsas con el dinero a su financiera, reveló. Al día siguiente del programa, cuatro denuncias se presentaron ante la Justicia federal para que se investigara la veracidad de las declaraciones. La diputada opositora Elisa Carrió fue una de las denunciantes. «Está claro que Kirchner era el jefe de Lázaro Báez. Y en éste momento Cristina Fernández y Lázaro Báez son socios», subrayó la legisladora, que siempre denunció que el empresario era en realidad «el testaferro» de la pareja.

Ante el revuelo generado, Fariña y Elaskar lo negaron todo. El primero aseguró que todo lo dicho fue «una ficción». Mientras, Elaskar dijo haber mentido. «Mentí, no hubo lavado. No sacaban dinero del país», retrocedió. Por su parte, Báez, de bajísimo perfil siempre, declaró ante los medios que su nombre está siendo «utilizado» para «manchar el honor de Kirchner» y que los testimonios en su contra son de «dudosa credibilidad». No obstante, uno de sus hijos admitió sin entrar en detalles que Fariña trabajó para las empresas de su padre.

Las exceptativas de que se llegue hasta el fondo en las investigaciones se han visto también frustradas porque la funcionaria encargada de supervisar las pesquisas es la cuñada de Máximo Kirchner, el hijo de la presidenta argentina.

Virginia García, directora regional de la oficina de impuestos en la capital de Santa Cruz y abogada especializada en derecho tributario, es hermana de Rocío García, la esposa del mayor de los hijos del matrimonio de Néstor y Cristina.