La presidenta del Parlamento lee la camiseta de la diputada del PDL Alessandra Mussolini. :: MAX ROSSI / REUTERS
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El segundo día de fumata negra en Italia quema a Bersani y a Prodi

Sigue el drama del PD después de cambiar su candidato en la votación para presidente de la república y toparse de nuevo con 101 rebeldes

ROMA. Actualizado: Guardar
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La autoinmolación del centroizquierda italiano prosiguió ayer en el segundo día de votaciones para elegir un nuevo presidente de la República, que también resultó infructuoso, obliga a seguir hoy y, a este paso, quizá varios días más. A casi dos meses de unas elecciones que aún no han dado un Gobierno, por la fragmentación del voto, Italia entra en otro túnel de parálisis institucional que puede dejar un reguero de cadáveres políticos, empezando por el Partido Demócrata (PD) y su líder, Pierluigi Bersan, que anunció su dimisión.

El primer día, con dos escrutinios, constató la rotura de la formación y la rebelión contra el pacto de Bersani con Silvio Berlusconi para apoyar un candidato común, Franco Marini. El segundo acto de la tragedia empezó bien: Bersani acató el varapalo y una asamblea del PD celebrada a primera hora proclamó como nuevo aspirante al exprimer ministro y expresidente de la Comisión de la UE, Romano Prodi. Fue una decisión unánime, eso decían. Pero el final fue igual o peor. A Prodi le faltaron nada menos que 101 votos del PD.

Fue una víctima más de los famosos 'francotiradores' que se ocultan en el voto secreto y suelen marcar estas votaciones. Anoche Prodi optó por retirar su candidatura y la crisis del partido se convirtió en agonía. Su presidenta, Rosi Bindi, fiel a Prodi, presentó su dimisión. Bersani tuvo que desmentir la suya. El centroizquierda, que ganó las elecciones pero sin mayoría en el Senado, es presa de sus agudas divisiones y ni siquiera Prodi, padre fundador que unió la coalición de El Olivo en 1996 y venció a Berlusconi, les pone de acuerdo. El cataclismo del PD es un drama particular en el drama general: ahora se antoja complicadísimo dar con un jefe de Estado de consenso y hay que empezar de cero. Tras fracasar su 'plan B' el PD debe improvisar un 'plan C' en plena bronca interna: solo no va a ningún lado y tiene que elegir entre arrimarse a Berlusconi o a Grillo, un dilema que le parte en dos. Las votaciones, al ritmo de dos al día y con una duración de cuatro horas cada una, pues votan 1.007 diputados, senadores y representantes regionales, pueden alargarse sin fin. Sería volver al pasado, a las épocas de gran fragmentación política en Italia, cuando el presidente salía incluso tras 23 votaciones en 1971.

La apuesta del PD por Prodi era controvertida. El cambio de caballo de Bersani fue recibido por el resto de los partidos, y sobre todo por Berlusconi, como una pésima noticia, y se supone que la elección del jefe de Estado requiere un amplio consenso. El magnate, que odia a Prodi por ser el único que le ha vencido, y dos veces, aseguró furioso que era un candidato «antidemocrático». Su diputada Alessandra Mussolini hasta se paseó por la cámara con una camiseta que decía 'El diablo se viste de Prodi'. El PDL y la Liga Norte anunciaron finalmente que abandonarían el hemiciclo en la votación, una drástica decisión sin precedentes en la historia italiana, lo que da la idea de la crispación reinante.

La coalición de centro de Mario Monti también se desmarcó. Les sentó mal no ser consultados y Prodi no les emocionaba. Propusieron a la actual ministra de Interior, Anna Maria Cancellieri, que obtuvo 78 votos y, por no pertenecer a ningún partido, podría resultar una opción con posibilidades en la jornada de hoy. Incluso el movimiento de protesta M5S de Beppe Grillo, que parecía abierto a apoyar a Prodi y abrir paso a un entendimiento a largo plazo para formar Gobierno, se negó en redondo.

El PD se vio solo, junto a su aliado de izquierda SEL, y por eso prefirió pasar la votación de la mañana con un voto en blanco y lanzar su apuesta por la tarde, en la cuarta, que ya solo requería mayoría absoluta, no de dos tercios. Se liaron la manta a la cabeza porque con sus 496 votos les bastaban pocos más para superar la mayoría, fijada en 504, confiando en disidentes de las demás fuerzas. Pero es que le salieron dentro: Prodi se quedó en 395 papeletas. Los 101 rebeldes deben buscarse en dos áreas. La principal son aquellos que desean acercarse al M5S como inicio de una futura alianza.