
El PP aprueba su reforma hipotecaria pese a las protestas dentro y fuera del Parlamento
Los promotores de la iniciativa popular para la dación en pago se sienten «traicionados» y la oposición ve un «cierre en falso» del problema
MADRID. Actualizado: GuardarContra viento y marea, el PP hizo uso ayer -más bien abuso, a juicio del conjunto de la oposición- de la comoda mayoría absoluta de la que disfruta en el Parlamento para sacar adelante su discutida reforma hipotecaria, fruto de la unificación a última hora de un proyecto de ley del Ejecutivo y de una iniciativa popular promovida tanto por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) como por los sindicatos mayoritarios UGT y CC OO. Precisamente sus impulsores la trataron de retirar a última hora -el reglamento del Congreso de los Diputados no lo permite al haber sido ya admitida a trámite-, al sentirse «traicionados» por las «maniobras» del partido gubernamental para «desvirtuar totalmente los deseos de la sociedad».
Y es que la principal critica a la Ley de protección de los deudores hipotecarios, de reestructuración de la deuda y del alquiler social, que tras ser aprobada por el Congreso pasará ahora al Senado para su ratificación definitiva -se estima que entrará en vigor a mediados de junio-, es precisamente que «no resuelve el problema social de la deuda hipotecaria, ni de los que ya han sido desahuciados, ni de los que lo serán en el futuro». Para la portavoz socialista de Vivienda, Leire Iglesias, el PP ha restringido «casi al mínimo» el número de posibles beneficiados por medidas «tan necesarias» como la suspensión de los desahucios y las daciones en pago.
En su opinión, compartida por el resto de portavoces de la oposición (CiU, PNV, Izquierda Parlamentaria, UPyD y Grupo Mixto), el texto elaborado por el Gobierno sin incluir apenas enmiendas del resto de grupos parlamentarios supone «un cierre en falso de un problema de gran trascendencia social». Por eso, y al igual que otros partidos, anunció que «seguiremos insistiendo y proponiendo alternativas» que proporcionen un debate «hurtado» ayer por el PP, al evitar que fuera el Pleno quien dirimiera este asunto y dejarlo todo en manos de la comisión de Economía y Competitividad.
Este aparente intento por restar importancia al problema hipotecario fue censurado desde las proximidades del Congreso por dos centenares de afectados por los desahucios, quienes al grito de «Sí se puede... pero no quieren» reprocharon al Gobierno que se haya «burlado» del «drama de muchas familias». Vigilados en todo momento por la Policía, estuvieron casi dos horas protestando contra la polémica decisión del PP de «desvirtuar» su iniciativa popular.
Nuevas iniciativas
De hecho, los promotores de la misma -que llegaron a reunir 1,4 millones de firmas en apoyo de sus reivindicaciones- se plantean ahora volver a presentar una proposición no de ley en el Parlamento. Para ello contarían con el apoyo de más de medio millar de juristas (jueces, fiscales, secretarios judiciales, catedráticos de Derecho, abogados, procuradores), que han suscrito una declaración de apoyo a los afectados por los desahucios en la que urgen un cambio «urgente e importante» de la legislación actual.
En solitario, el PP defendió en el Congreso una reforma legal que, a su juicio, supone un «paso de gigante» para que cerca de 120.000 familias -según sus cálculos- puedan beneficiarse de los cambios introducidos en las ejecuciones hipotecarias y en los propios préstamos. Para su diputado Teodoro García, las críticas de la oposición responden solo a «una utilización del dolor ajeno para hacer política»; «nosotros no entramos en populismo», censuró a otros partidos como PSOE e IU-ICV. Cruces de reproches aparte, desde el resto de grupos sí admitieron «avances» con esta norma, pese a lamentar que «se llegue tarde y a medias». Así, el portavoz del PNV, Pedro Azpiazu, vaticinó que la nueva ley «será superada en poco tiempo» por la justicia y la propia situación social.