MUNDO

El sueño que acabó en una tragedia

China muestra su dolor por la muerte de Lü Lingzi, una estudiante de postgrado que cursaba sus estudios en la Universidad de Boston

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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«Mi maravilloso desayuno». Esas fueron las últimas palabras que Lü Lingzi escribió en su cuenta de Weibo, la principal red de microblogs de China. Un 'emoticono' sonriente acompañaba la fotografía en la que se veía un sencillo plato de pan y fruta. Evidentemente, ella no iba a correr el maratón de Boston.

Solo iba a acompañar a dos amigas y a disfrutar de uno de los principales acontecimientos de la ciudad, a la que esta joven de Shenyang, localidad situada al noreste del gigante asiático, había llegado el año pasado para cursar un máster en Estadística en la Universidad de Boston.

Poco después, una de las bombas ubicadas junto a la línea de meta segó su vida e hirió de gravedad a una de sus amigas, Zhou Danling, que ayer, tras haber sido operada, ya había despertado del coma pero era todavía incapaz de pronunciar palabra. La tercera joven salió ilesa y no ha trascendido su identidad.

El martes por la noche, dos capellanes de la universidad oficiaron una vigilia por Lü, licenciada en Matemáticas por el Instituto Tecnológico de Pekín, donde había resaltado por unos resultados académicos que se tradujeron en una beca para continuar sus estudios en Estados Unidos.

Aunque sus padres han preferido no divulgar el nombre de Lü, y tanto el Consulado General de China en Nueva York como la universidad en la que estaba matriculada respetaron su deseo, los internautas chinos no tardaron en dar con ella en el ciberespacio. Anoche, su 'maravilloso desayuno' había recibido casi 22.000 comentarios, en su mayoría imágenes de velas y muestras de cariño y de simpatía. Muchos usuarios comentaban también la sencillez de su vida, que queda ahora reflejada en las redes sociales. «Era una joven modélica», opinaba un internauta. «Ahora estás en el cielo, donde nadie pone bombas».

Lü, que tenía 23 o 24 años, representaba a una nueva generación de jóvenes chinos que trabajan duro para estudiar en el extranjero, donde copan los primeros puestos de los centros académicos más prestigiosos del mundo, adquirir conocimiento, y regresar a su país para ponerlo en práctica. «Es una pena que muera gente como ella cuando hay tantos hijos de padres corruptos viviendo en Estados Unidos a costa del erario público», criticaba un joven en el Twitter del gigante asiático.